¿Podemos ya comenzar a echar la vista atrás a este 2016, musicalmente hablando?. ¿Debemos?. Aunque tenemos un par de meses por delante, está claro que podemos ir ya sacando conclusiones. Si me centro en el heavy metal, y más concretamente en el thrash metal, 2016 ha sido un año cojonudo. Bandas clásicas como Sodom, Destruction o Flotsam &Jetsam sacando discos de un nivel bastante alto, y bueno, giras que están dejando un gran sabor de boca entre la gente, así de primeras, me viene a la cabeza la protagonizada por Destruction y Flotsam & Jetsam, que pude presenciar en directo. Pero también hemos comprobado la consolidación de gente como Suicidal Angels, Crisix, Angelus Apatrida, o la aparición de sangre fresca y hambrienta como Reaktion entre otras, dejan claro que este género metálico, quizás, el más completo de fieles seguidores, tiene cuerda para rato.
Con la llegada del otoño, también nos pegamos de frente, con el lanzamiento de una de las bandas, personalmente hablando, que considero un seguro de vida. Sus discos siempre cumplen el mínimo que se les exige (que no es poco), y que disco tras disco, han demostrado un derroche de calidad y potencia envidiable. Así que no voy a negar mi excitación ante la salida de este «Brotherhood of the snake» que desde el minuto uno, reconozco que ha cumplido todas mis expectativas respecto a la banda. El regreso de dos tipos como Gene Hoglan y Steve DiGiorgio, ya te aseguran, además de la calidad que ambos atesoran, una potencia descomunal, formando un poker de ases junto a Peterson, Billy y Skolnick. Ese riff descomunal que atesora la canción que da título al disco y lo abre, junto a esa descomunal sección rítmica y un Billy por el que no parecen pasar los años, deja claro que de concesiones, nada. Con «The pale king», asoman todas las cualidades de la banda, desde ese riff machacón, esa forma tan thrash de cantar alternado con momentos melódicos y los cambios que la canción ofrece.
«Stronghold» es un puñetazo directo a tu cara, sin compasión, Testament en esencia. «Seven seals» tiene sonoridades al comienzo más propias heavy metal, que se va acelerando ganando en potencia, desembocando en un fabuloso estribillo y unas guitarras buenísimas. «Born in a rut» consigue atraparte con esa atmósfera que consiguen crear y de nuevo un estribillo donde las melodías se convierten en las reinas de la oscuridad, muy a lo Mustaine. «Centuires of suffering» es pura potencia desbocada, una de esas canciones capaz de destrozar tus cervicales ante el continuo y frenético headbanging, con esos blast beats capaces de derribar todo lo que se construya alrededor. «Neptune`s spear» baja las revoluciones respecto a su predecesora, pero eso no le resta intensidad, además de tener unas guitarras, especialmente el solo, que quitan el hipo.
«Black jack» sigue esa constante de no bajar el ritmo, de que no haya una sola canción de relleno, sino que todas y cada una sean una constante agresión rítmica. «Canna business» juega perfectamente con esa dualidad, melodía y tralla, enfrascándose en terrenos oscuros y a la vez dejando ver la luz. «The number game» es thrash, thrash y más thrash, pura cera. En definitiva, un grandísimo disco de la banda, de nuevo, que sigue el camino recorrido con discos como «The gathering». ¡Brutales!
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