Claro que sí y ¿ por qué no? “Times they Are A-changing”, decía ya hace tiempo Mr Zimmerman. Es curioso que este premio al bardo de Duluth levante tantas ampollas a los fracasados y tediosos de turno que están agazapados esperando cualquier oportunidad para despotricar sobre todo sin competencia y sin motivos.
Razones para dárselo no le faltan. Dylan lleva amamantado un ejército de imitadores y dando de trabajar a biógrafos de pacotilla gracias a su maravillosa prosa desde hace décadas. Una prosa atiborrada de misterio y de enigmas, que ni el mismo sabría descomponer. He leído imbecilidades enormes como un piano de cola desde que se le otorgara el premio a Dylan; no me ha sido difícil tomar unos minutos para escribir esta corta reflexión.
Soy fan de Dylan, tengo sus discos, escribo reseñas y crónicas de sus trabajos y conciertos, pero no por ello caigo en el fanatismo ciego y burdo que te convierte en un baboso que se traga cualquier cosa y que se arrodilla como una beata delante de su dios. Pero tampoco soy un patán inculto y tengo además buena memoria para recordar como “Like a Rolling Stones” supuso una patada en toda la cara del Folk más pulcro y sosegado, recuerdo como se le llamo Judas por ello y recuerdo muchas cosas más… Dylan no es un escritor, es un mago de las palabras, de la emoción, un escritor es una persona que crea palabras, juega con la lengua y lo convierte en exaltación, turbación y amor. Ha cantado a la política; “Master of War”, a las leyendas; “Ballad of Hollis Brown”, al amor; “Visions of Johanna”, religión; “Señor, Tales of…” Díganme otros que han escrito tantas historias que han marcado vidas, que hayan podido llegar a los cuatros rincones del mundo sin importar la lengua, que perduren en el tiempo sin coger una arruga…díganme! Dylan ha conseguido de una patada con sus “Boots of Spanish Leather” revolucionar y rejuvenecer una institución que prácticamente solo premia Nobels de literatura que han recibido otros galardones y/o han escrito una decena de libros reconocidos por unos críticos que trabajan a sueldo de las grandes editoriales.
Se deberían despertar más las conciencias y los motivos para alimentar la polémica, los galardonados al Nobel de la paz ya que en su gran mayoría en vez de un luchador por la libertad se premia gente con las manos manchadas de sangre. No, esta vez, el premio ha recaído en un bardo que lleva recorriendo el mundo, pueblo a pueblo, pregonando sus historias. Y a lo mejor es verdad que al fin, “los tiempos están cambiando”.
Muy de acuerdo. Dylan es un gran poeta contemporáneo.