Vamos con otro violento thriller coreano. Con una impecable dirección artística y una excelente fotografía Kim Jee-woon ( 2 Hermanas, Encontré al diablo) nos ofrece un film que técnicamente no tiene nada que envidiar a cualquier superproducción norteamericana que cuesta 20 veces más. Una historia simple y mil veces vista, pero que puede seguir siendo efectiva en las manos adecuadas. Jee-woon dota a esta historia de venganza de una peculiar poesía y una cadencia muy orientales.
A mí esta película me recordó al film francés El silencio de un hombre (Le samurai) dirigido en 1967 por Jean-Pierre Melville y protagonizado por Alain Delon. Ambos films tiene más de un elemento en común: ambos protagonistas son seres solitarios, fieles e impasibles siervos de la mafia pero con un profundo código de honor. Sin embargo, ambos caen en desgracia ante sus jefes. Si el del film francés era perseguido por sus antiguos socios por miedo a que se chivara, en el film coreano nuestro protagonista (Lee Byung-hun) cae en desgracia por no cumplir un encargo. Así, el protagonista de Kim Jee-woon se nos antoja humano al fin y al cabo, es un hombre enamorado dispuesto a todo por salvar a su amada aunque ella ni siquiera sospeche de sus sentimientos. Así pues, el protagonista de A bittersweet life se redime a sí mismo al incumplir una orden y debe aceptar el castigo.
Ya sabemos que el cine coreano es excesivo en muchos sentidos, a los coreanos se les va muchas veces la mano. Aquí estamos antes un thriller de acción en el que la historia es lo de menos centrándose más en el código de lealtad del protagonista y en sus penurias que en un retrato de personajes. El film que nos ocupa arranca francamente bien y tiene una estupenda presentación de personajes. Kim Jee-woon se centra poco en la historia, no se preocupa de la profundidad psicológica de los personajes, sólo le interesa la belleza de sus imágenes y la fría expresión de su protagonista. Su cine de mafias, lealtades y venganzas tiene un apartado técnico sobresaliente (ojito, repito, a la exquisita fotografía) pero se queda en la estética y el ritmo se va resintiendo conforme avanza la trama.
Es en la segunda mitad donde se evidencia su falta de pretensiones. Todo el potencial de la historia se queda realmente en muy poca cosa, sobre todo cuando al film le sobran minutos. Un recorte en el metraje hubiera hecho a este film mucho bien, sobre todo en su parte final. Al final, A bittersweet life es un film muy bello de ver pero que no deja poso alguno en el espectador y se puede hacer pesado. Una historia coreana más de venganzas que podría haber sido un gran film y se queda a mitad de camino.
Mientras veía el film, pensé que A bittersweet life que es la típica peli que seguro que a Tarantino le encanta y saca cosas para incorporarlas a su cine.Yo creo que a los no iniciados en los thrillers coreanos esta película les exasperará un poco. Yo prefiero otros ejemplos de este cine como Memories of murder o I saw the devil.
Yo sólo la recomiendo a Tarantino y a los muy fans del cine oriental. Avisados estáis.
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