La sevillana Sala Custom se preparaba este pasado martes para la invasión de las hordas metálicas. Para los que crecimos con el nacimiento del thrash metal, se juntaba un cartel impactante con dos bandas representativas del thrash metal más clásico, por un lado de Europa y por otro de los EE.UU. Los alemanes Destruction, fieles estandartes del metal europeo de los ochenta, y una de las bandas, que a pesar de de que en estudio, hayan podido enfrentarse a críticas desiguales, en directo siempre han sido una máquina de guerra perfectamente engrasada. Por otro lado, Flotsam & Jetsam, cuyos dos primeros discos son referencia obligada para cualquiera, y que además vienen defendiendo un nuevo disco a un nivel excelente. Junto a ambas bandas, Enforcer y Nervosa, cerraban un cartel sumamente atractivo.
La Sala Custom es un muy buen lugar para hacer conciertos. Además de tener un acceso bastante bueno, sobre todo para los que nos desplazamos de otras provincias, y una buena bolsa de aparcamientos justo en frente de la sala, cada día suena mejor. A pesar de que el cartel prometía, al llegar a la sala me encontré con una pobre entrada, mitad de aforo más o menos. Una lastima. Tal vez que fuese un martes, o que ese día hubiese fútbol, y que uno de los equipos que jugase era el Sevilla, yo que se. El caso, es que como aquellos galos, allí nos dimos cita un buen puñado de heavys, pocos pero irreductibles, como se demostraría durante todo el concierto. Mucha gente rondando la edad de los que crecimos a la par de esta música, pero también gente joven, dispuesta a seguir luchando por el heavy metal. No pude llegar a Nervosa, lástima. Después de algo más de cien kilómetros de autopista, con el «Among the living» de Anthrax tronando en mi coche, llegué a lo justo de enfrentarme a Enforcer.
ENFORCER
Reconozco que tenía mis dudas con los suecos, no por su solvencia, sino porque los habían metido en un pack de sonoridades más potentes que su heavy metal con grandes dosis de melodías. Pero estaba claro que la gente también gustaba de sus canciones, y eso quedó claro viendo como consiguieron llamar la atención de buena parte de los que se dieron cita esa noche. Enforcer juegan con la teatralidad propia del heavy metal, con una imagen muy ochenta, y canciones que tienen ese punto de épica a la vez que enormes dosis melódicas. Ya os digo, que a pesar de ser un poco reticente, al final terminé disfrutado y mucho de su show. Entrega y profesionalidad, junto a un buen puñado de canciones que saben defender perfectamente en directo.
FLOTSAM & JETSAM
Llegaba la hora del primer plato fuerte de la noche, al menos para mi, la llegada de los norteamericanos Flotsam & Jetsam, una de las bandas que más disfruté al principio de la oleada del thrash metal, gracias a esos dos soberbios primeros discos. Que además contasen con un nuevo álbum, que a mi personalmente, me parece bastante bueno, aumentaba más aún, las ganas de volver a verlo. Aquello era como un regreso treinta años atrás, no puedo imaginar, como hubiesen sido las emociones de enfrentarme a este concierto con 16 o 17 años, cuando su música, junto a la de otras bandas coetáneas, golpeaban mi cerebro día si y día también. Con apenas diez minutos de retraso, comenzaba el show de la banda, con «Seventh seal», una de las canciones de este nuevo disco que presentan en este tour. Y desde el primer momento, conseguían hacer enloquecer a la sala. Potentes, sin fisuras, con un Eric A.K., tirando de experiencia para poder mantener el tipo durante todo el concierto. «Empty air» del disco del 95, «Drift», caldeaba el ambiente para el éxtasis de poder escuchar «Dreams of death» y viajar en un túnel del tiempo sonoro hasta 1988. Casi si poder recuperarnos, atacan sin piedad, «Hammerhead» de su disco debut del 86, con lo que el calor aumentaba considerablemente en la sala. Nueva dentellada al nuevo disco con «Monkey wrench», antes de volver a poner aquello patas arriba con un rabioso «Desecrator» del «Doomsday for deceiver». Nuevo giro hacia la historia de la banda en los 90 con «Me», antes de que Eric nos contase que cuando se te rompe el coche, te deja tu chica…. «Life is a mess». Final de infarto con «Hard on you» y «No place for disgrace», mostrando historia viva del thrash metal de los States. Una gran banda y un gran concierto.
DESTRUCTION
Los de Schmier eran el plato fuerte de la noche, eso se podía intuir en el ambiente. A pesar de haber visitado infinidad de veces nuestro país desde los ochenta, siguen siendo una banda que hay que ver, si o si. Presentando su nuevo disco, «Under attack», mucho mejor que anteriores entregas de la banda, aún así, los alemanes, poseen un repertorio capaz de tumbar de espaldas al más pintado, gracias a un puñado de discos grabados en los ochenta y noventa. El trio germano, después de la intro de rigor, atacaba con furia la canción que da nombre a su nuevo disco, y aquello era el apocalipsis en forma de tormenta de decibelios. Un Schmier, bastante locuaz (dentro de las circunstancias), nos introduce rápidamente en uno de los clásicos de la banda, un brutal «Curse of the gods » del 86, que provoca el delirio general. Revisión obligada del nuevo disco con «Pathogenic». Suena «Nailed to the cross», antes de lanzarnos a la locura con «Mad Butcher». Nuevo tema de el disco más reciente, «Dethroned», y otro clásico que nos golpea directos a la cara, «Live without sense», al que sigue un atronador «Total disaster». Suenan engrasados, con ganas y una rabia que se convierte en lluvia de decibelios desde el escenario. Schmier nos presenta dos clásicos de los primeros tiempos de la banda, ambos pertenecientes a aquel «Infernal Overkill» y que en palabras del gigante germano, no habían sido tocadas nunca en directo en España, con lo que aquello se viene abajo mientras suenan «Thrash attack» y «Black death», rematadas en medio de ambas, con otra del mismo disco, «Invicible force».
Allí ya no había prisioneros que tomar. La euforia desatada, en el baile de la desesperación, perfectamente adaptado al infierno descubierto desde el escenario. Otra canción nueva, «Second to none», antes de dedicarnos un furioso, «The butcher strikes back». Retirada de rigor durante unos minutos antes de terminar de aniquilarnos con un encore, rematado para finalizar el show con ese himno imperecedero del thrash metal europeo, que es «Bestial invasion». No hay lugar a dudas, poca gente creo que saliese insatisfecha de la brutal descarga de los alemanes, que siguen siendo una apuesta segura sobre el escenario.
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