Fiel a la cita, como suele ser habitual todos los veranos, toca asistir con mi hija a los estrenos ‘familiares’ de animación que los períodos estivales nos deparan con una buena cantidad de propuestas diseminadas, entre otras, entre la Pixa Studios/Disney con Buscando a Dory, Disney/Dreamworks con Mi Amigo el Gigante y la Blue Sky Studios/20th Century Fox con la peli que nos ocupa hoy, la quinta y última entrega de la franquicia Ice Age subtitulada como Ice Age: El Gran Cataclismo (2016).
He de reconocer que lo que siempre me ha molado más de esta saga son los estropicios y desastres que provoca al principio y entre medias la famosa ardilla Scrat, sus cortometrajes también son la leche y mantienen con el tiempo un buen nivel. No se puede decir lo mismo de la trama principal de las pelis que, si bien, en la primera y segunda entrega me atraparon, en la segunda y en la cuarta me provocaron bostezos y cabezadas por doquier pensando que la fórmula estaba más que acabada.
Pero claro, la insistencia de mi hija te reblandece por cojones y es que ella es una ‘die hard fan’ de la ardillita de marras y, claro, todo lo que viene ‘en el paquete’ por lo que no tuve otra que aceptar ‘el reto’.
En primer lugar, he de decir que, quizás debido a verla en la gran pantalla (no me pasó lo mismo, con la 3ª y la 4ª) y a tener una factura técnica impresionante la peli ya te entra sola. Reconozco que la escena inicial en la que Scrat, de nuevo gracias a otra de sus infinitas ‘meteduras de pata’ por culpa de su bellota, se monta él solito el Sistema Solar (muy pedagógico, la verdad) y provoca que un mega-asteroide vaya directo a exterminar nuestro ‘planeta azul’, es realmente ingeniosa y te partes la caja muy a gusto. Incluso sus incursiones entre medias también me han resultado muy descojonantes, además, Buck, la comadreja, lo hace realmente bien en esa incursión inicial y en todo el metraje pero, claro, no se puede decir lo mismo de los demás personajes que siguen en sus roles de siempre y me resultan ya muy pedorros y orteras con la pareja de Mammuts en plena crisis del ‘nido vacío’ y un Sid sobrante como ya es costumbre por sus chirriantes chistes y ‘neuras’ de atontao.
La trama principal se estructura en la búsqueda de la solución para que el asteroide rectifique su trayectoria utilizando unas piedras ‘mágicas’ y es precisamente donde se encuentran las mismas donde vuelvo a conectarme con los buenos personajes que se han creado en Geotopia liderados por Sangri Llama y sus acólitos, todos ellos bendecidos por un poder otorgado por el precioso mineral.
En conclusión, la última entrega de la saga se cierra aceptablemente con sus puntos fuertes pero también con los débiles, con chistes y gags realmente ingeniosos y con un desenlace final con Scrat en la nave espacial que me sigue recordando (siempre lo ha hecho) a esas hostias brutales y surrelistas que los personajes de Mortadelo y Filemón sufren en sus cómics. ¿Habrán sido una influencia para sus creadores?…
0 comentarios