Suele suceder, no siempre, la verdad, por desgracia o por fortuna, vete tu a saber. A veces, cuando escuchas una banda, te quedas con la sensación de que si consiguen tener continuidad, hay algo especial en sus canciones. Esa cosa, que muchas veces, las bandas van perdiendo por el camino, pero hay unas cuantas, que no solo consiguen mantenerlo, sino que son capaces de ir aumentándolo, de dar pasos agigantados, pero siempre con paso firme, mirando al frente en este frágil abismo que es el negocio musical. «Donde ella duerme», me dejó esa sensación, de que Whisky Caravan estaban en el carril adecuado, y de que si podían mantener su personalidad e ir profundizando en su sonido, nos depararían grandes alegrías. Por fin tengo su nuevo disco en mis manos, «Lo que nunca encontraré», y es hora de comprobar como ha afectado este tiempo en esta gran banda. Un año después, vuelvo a sentarme a escribir, mientras la música de este grupo se convierte en protagonista de mis altavoces, y de nuevo, consiguen hacerme percibir esas sensaciones que no están a la mano de cualquiera, de transmitirlas, de llenar espacios a base de acordes.
Siguen manteniendo esa épica constante en sus canciones, esa atmósfera de profundidad, en la que tanto música como letras, forman un compendio, en el que no se puede concebir una sin otra, para poder disfrutar en toda su dimensión de este trabajo. Me niego a destacar canciones de este disco, porque siento que no sería justo con el resto. La labor vocal de Danny Caravan, impecable durante toda la grabación, se convierte en santo y seña, gracias a la personalidad que atesora. Ha sabido dejar atrás alguna influencia evidente en el pasado, y eso le ha llevado a ganar muchísimos enteros. Eso junto a esos riffs siempre presentes de Manuel Camargo, que no te dejan olvidar que el rock es el verdadero protagonista dentro del mundo que crean a base de composiciones, y que no serian posible sin esa base rítmica formada por Marcos Martínez y Jorge Sidera.
Como dije antes, no pienso destacar canciones, me rindo ante todas, ante el poderío de «Gente», la majestuosidad de «Aquí y ahora», y para, porque al final, veo que nombraré todas y cada una de las canciones de este «Lo que nunca encontraré». Como decían Barón Rojo, «ojalá el tiempo no logre romper, todos los lazos que te unen al rock», y tengamos Whisky Caravan por mucho tiempo, y es que sus credenciales están sobre la mesa, y pobre de aquel, que deje escapar la oportunidad de convertirlos en banda sonora de sus días.
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