El pasado viernes Judith Mateo presentó en la sala Joy Eslava de Madrid Rock Is My Life, su nuevo álbum. Un LP que aborda clásicos del rock y otros géneros a través de su particular estilo. Esta gira de conciertos tuvo su arranque en un periplo de presentación que la violinista realizó en Japón, y en la que también estuvo acompañada del cantante Chuse Joven, entre otros músicos.
Judith y su banda dieron un repaso a todos sus trabajos – como ella misma anunció tras el tercer tema de la noche – aunque obviamente el setlist se centró en Rock Is My Life. Así, fueron cayendo interpretaciones de Rolling Stones (con la que abrieron el show), Boston, Led Zeppelin y Deep Purple entre muchos otros. Por supuesto, también hubo tiempo para las piezas folk.
La configuración escénica para esta gira – denominada #FolkU – es curiosa: Mateo comparte “liderazgo escénico” con el vocalista Chuse Joven, que canta varias canciones y realiza labores de coros en otras tantas. El sonido del show fue excelente y temas como “Nothing Else Matters” de Metallica y “Dust In The Wind” de Kansas alcanzaron un nivel de nitidez total.
Sin duda, uno de los grandes momentos de la noche fue la aparición en escena de José Carlos Molina. El espíritu de Ñu impregnó la sala y tras la interpretación de tres canciones al alimón el espectáculo encaró su recta final.
“Basket Case” de Green Day sonó descafeinada y desacelerada pero llegaron al rescate “Sweet Child O’ Mine” de Guns´n´Roses y la tradicional “Cotton Eye Joe” de Rednex, que pusieron de nuevo en órbita al personal y sirvieron para desembocar en la archiconocida “Highway To Hell” de AC/DC.
El bis de la noche fue a cargo de “Rock Is My Life”, la adaptación del clásico de Bachman & Turner, con el que Judith Mateo bajó a la arena para tocar los últimos acordes entre sus fans y bordar un festivo final de fiesta.
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