Afortunadamente, ya que no hay nada más lesivo que el pensamiento único, hay defensores a ultranza de la escuela sueca en cuanto a música, que alaban el bien hacer de la mayoría de bandas que provienen de aquellos lares. Claro que también existe una corriente de detractores, argumentando, que entre tanta excelencia se cuelan bandas normales, pero que el escaparate que han conseguido, les hace ser agasajadas con mayor ansia que si viniesen de otros lugares, y posiblemente, tengan razón. Pero lo que no se puede negar, es que cuando te enfrentas a un buen disco, llegado de aquellas frías zonas, las expectativas suelen ser altas, y en gran parte, se cumplen con creces, e incluso, dejan huella, y en estos últimos años, las pruebas han sido palpables, sobre todo cuando hablamos de hard rock, en todas sus secuencias, ya que han sido capaces de apropiar el género como si fuese suyo desde el inicio de los tiempos.
Precisamente, Dust (no confundir con los hard rockers setenteros americanos), es una de esas bandas que ha conseguido hacerme saltar las alarmas, con su ración de hard rock de corte clásico, manejando influencias de Whitesnake o Dio, tanto de su etapa en solitario como en Black Sabbath. Y el caso es que este «Soulburst» es el disco debut de estos tipos de Estocolmo, pero han consegido marcarse un álbum de esos que cualquier seguidor del hard rock de corte clásico, debería tener en su estanteria. Desde la inicial «Sun rising» en la que ese riff sabe a gloria, y la voz ya te deja ver esa mezcla Coverdale/Dio, que a gente como a mi, tanto nos gusta, para que mentir. «King is coming» tiene sabor ochentero, con un gran trabajo de guitarras y una marcada melodía. «Come on!» vuelve a ese sonido clásico, gracias a su riff que marca las pautas. Sube la temperatura con el medio tiempo «Waiting for you», que recuerda mucho a Whitesnake, y donde la banda pone toda la carne en el asador, para mostrarnos una canción llena de feeling.
Vuelven los riffs a primera línea con «Bad boy», hard rock con fuerza y directo. Cierto regustillo a los Purple de Coverdale/Hughes/Bolin, es lo que nos encontramos con «Free». Vuelven al hard rock de altura y reminiscencias setenteras con «Soul stealer». Sigue esa misma onda «Keltic wheel», cuya guitarra seguro que a más de uno le suena muy familiar e incluso la forma de cantar del vocalista, por su parentesco con Led Zeppelin en ciertas partes de la canción. «Blind» devuelve esos guiños a Coverdale, mientras la canción recorre derroteros de los primeros ochenta. Buen disco, para disfrutar a un volumen considerable.
Sí, vale, Whitesnake, Dio, Led Zeppelin… pero este disco suena más a la continuación del primer LP de Badlands que a todos esos juntos. Ojo, que se te cae el carnet de S&P… XD. Un abrazo. Salud.-
jajajaja ya te digo, pero siempre seremos la resistencia. Un abrazaco enorme, amigo.