Elvis Costello ha iniciado en Zaragoza su gira Detour por España. Detour nos trae a un Elvis Costello en plena forma a sus 60 años y casi 40 de carrera. Costello hace repaso a su discografía sin el apoyo de ninguna de las bandas que lo han acompañado en todo este tiempo, ni los Attractions ni los Imposters. Reconozco que pensaba que iba a echar de menos como grupo de apoyo a las Larkin Poe, a quienes descubrí el Madgarden del año pasado, como han ido en otras partes de la gira Detour y así atestigua el DVD pertinente. Pero aquí nos ha tocado recibir al señor Costello en solitario, una vez visto el show debo admitir que no eché nada de menos. Él solito se basta y se sobra para ofrecer un soberbio espectáculo. Con un montaje visual aparentemente sencillo pero efectivo y la maestría de Costello, no hace falta nada más. Detour se perfila como un show brillante y emocionante. Cuando hay buenas canciones, no hace falta mucho más para poner de pie al personal. Costello lo ha hecho unas cuantas veces esta pasada noche.
Una antigua televisión gigante abarca buena parte del escenario y muestra las imágenes que sirven de acompañamiento al show. No es que hiciera falta, pero nunca están demás estos avances tecnológicos. Curioso que antes del concierto se proyecten en dicha pantalla vídeo de todas las épocas de Costello, como para ir metiendo al personal en ambiente. A la hora convenida con puntualidad británica, Elvis Costello sale a escena y ataca Red shoes. Desde el primer momento se nota la complicidad con el respetable, que si bien no fue suficiente para llenar la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, fue un público entregado que salió más que satisfecho. Costello nos narra la historia de su padre, cantante como él, su afición de niño por el cine negro y su fascinación por Estados Unidos, etc. Todo ello acompañado por sus magníficas canciones interpretadas con profesionalidad y sentimiento. Se quita las gafas de sol y las cambia por sus ya míticas gafas de pasta y ese acto le sirve para encender al respetable. La comunión entre artista y público era total. Únicamente os digo que acabó cantando Alison sin amplificación entre el público y sentándose en una butaca vacía.
Una a una han sonado joyas de su heterodoxa, cambiante, extensa y más que recomendable discografía. Sonaron So like candy, A face in the crowd, 45, Shipbuilding, Accidents will happen, Everyday I write the book, etc. Con una guitarra en las manos (hasta ocho distintas llegó a tocar) y esa voz que se mantiene imperturbable al paso del tiempo, Costello llena el escenario con sus historias y sus melodías. Costello se sienta a un piano, admite haberlo pedido prestado a su esposa (Diana Krall) bajo la promesa de devolverlo sin un rasguño, para recordar a su amigo Allen Toussaint (leyenda de la escena musical de Nueva Orleans fallecido en noviembre de 2015 en Madrid) con Freedom for the stallion. No podía faltar She, su versión del tema de Charles Aznavour y quizás su tema más conocido a pesar de no ser propio. Sonó frágil y delicada, como la rendida canción de amor que es. También hubo tiempo para versionar a The Beatles con una vigorosa You’ve got to hide your love away. Intimidad y energía se alternaron durante todo el show.
En la recta final Costello nos regaló una eléctrica y oscura Watching the detectives que cerraba su primer LP My aim is true del ya lejano 1977. El tema que ganó enteros con todas esas portadas de películas y novelas sobre detectives. El sonido fue crudo e intenso en pleno contraste con la intimidad de otros pasajes de Detour. También resultó tormentosa I want you con la que Elvis Costello, tras dos horas de show puso punto y final a una magnífica velada.
Vuelva usted cuando quiera, señor Costello. Talentos como el suyo son siempre bienvenidos por estos lares.
Estuvo genial! Muy íntimo todo.
Gracias por compartir, estuvo excelente el concierto, me gustaron los temas del 77, saludos