El programa doble de la jornada del Sábado 18 del Madgarden se iniciaba con Larkin Poe, el grupo formado por las hermanas Lovell, quienes desde Atlanta producen un potente rock sureño. Sonaron cañeras y con ganas, las dos hermanas forman un tándem más que efectivo. Acompañadas de bajista y batería venían a presentar su primer LP, Kin, y dejaron muy buen sabor de boca en este que os escribe. No las conocía y pienso seguirles la pista. Por cierto, acabaron su set con una bonita versión de Bang, Bang, My baby shot me down, la canción compuesta por Sony Bono para Cher que fue popularizada por Tarantino y su Kill Bill en la versión de Nancy Sinatra. Les quedó muy apañada.
Suzanne Vega era la estrella del cartel de hoy, sin embargo el aforo estaba más o menos por la mitad para ver a esta compositora y cantante neoyorquina que tuvo gran éxito en los ochenta y principios de los noventa pero que, tal y como están las cosas, no creo que vuelva a gozar del éxito masivo. No porque no se lo merezca, sus canciones son hermosas y merecen ser escuchadas, pero necesitan de varias escuchas para atrapar al oyente. Vega no busca, creo que nunca lo buscó, el éxito masivo y parece más cómoda ahora que edita sus discos en su propia compañía. Que una va teniendo una edad, que meneen el culo las mamarrachas de turno con su pop facilón. Lo de Suzanne Vega son canciones con mayúsculas, si las radio formulas ya solamente ponen basura para adolescentes no es culpa de los artistas que siguen facturando buena música. Y de eso hubo bastante en el concierto de ayer.
Suzanne se acompaña únicamente en el escenario por Gerry Leonard, reputado guitarrista que ha colaborado en los últimos de discos de David Bowie y a la sazón productor del último disco de la neoyorquina. Ellos dos solitos se bastan. Podría parecer que la cosa iba a ir de íntima y tranquila pero no fue así, hubo intimísimo e introspección pero la distorsión y los loops del señor Leonard fueron toda una agradable sorpresa.
Comenzaron fuerte con Fat Man and dancing girl, del LP 99.9 F de 1992, mi disco favorito de la carrera de Suzanne Vega y del que también rescataron When heroes go down, Blood makes noise y In Liverpool. Fueron las canciones más ruidosas del un repertorio que abarcó buena parte de su discografía incluido su más que digno último LP, Tales from the realm of the queen of Pentacles. Me gustaron mucho las versiones desnudas de sus temas Crack in the wall, Don’t uncork what you can’t contain y I never wear white que sonaron francamente bien a pesar de ser muy distintas entre sí. Esta visto que no pasan los años por la voz de Suzanne que sigue teniendo ese hermoso timbre que deslumbró al mundo hace 3 décadas. Ahí siguen la fragilidad y el sentimiento de sus canciones encerradas en su voz.
Obviamente no pudieron faltar ni Luka (haciendo un esfuerzo por cantarla en castellano) ni Tom’s Diner (incluido error en la letra muy bien resuelto) que sonó francamente genial en su versión distorsionada. Podría haberla interpretado a capella o decantarse por la celebérrima versión de DNA pero optó por lo eléctrico.
Lo dicho, Suzanne Vega no volverá a las listas de éxito, ni falta que hace. La música es para las masas, la sutileza no.
Comparto plenamente tu valoración. Estuve allí, y si bien es cierto que al principio me desilusionó ver tantos huecos entre las sillas, lo importante es que ella estuvo estupenda que es lo que cuenta, y por otro lado, la grata sorpresa de las jovenes pero muy maduras sobre el escenario Larkin Poe.