A diferencia de los esperados primeros episodios de cada temporada de The Walking Dead donde sabemos que nos vamos a encontrar con una buena dosis de acción que nos va a tener pegados al televisor, aquí, en las turbulentas tierras de Juegos de Tronos la cosa suele ser bastante diferente y, evidentemente el inicio de la sexta temporada no podía ser menos que sus predecesores.
Sí, una vez más nos hemos topado con lo esperado. De nuevo tocaba rescatar las piezas tal como las dejamos al final de la quinta temporada, para volver a situarlas en el tablero de juego.
Algo más de cuarenta y cinco minutos con la única finalidad de volver a poner la partida en la casilla de salida en la que, evidentemente, como no podía ser de otra manera, había que empezar donde nos quedamos hace unos meses, y asistir al nuevo día en la guarida de la Guardia de la Noche tras la muerte de Jon Snow. Un nuevo día que deja clara que la división creada con la muerte del Lord Comandante va a teñir de sangre el lugar.
Un inicio de partida que ha tenido como uno de los pocos momentos destacables la irrupción de Brienne justo en el momento en que Sansa y el amigo Hediondo peor lo estaban pasando y que, tras el breve paso por las tierras de un Ramsay que sin hacer absolutamente nada lo vuelve a bordar al hacer mención a lo mejor que se puede hacer con un cadáver, parece que de la mano de Brienne y Podrick en sus vidas parece asomarse un atisbo de esperanza.
Algo más de cuarenta y cinco minutos para recordarnos y situarnos de nuevo en el tablero de juego a una frágil Khalessi, y las primeras pinceladas de unas complicadas relaciones que se avecinan entre Cersei y el nuevo orden establecido en Dorne.
Y poco más nos ha deparado un capítulo que iba llegando a su fin sin demasiados sobresaltos hasta esos momentos finales que han hecho honor al nombre del capítulo, y es que ha sido justo al final cuando La Mujer Roja se nos ha mostrado tal cual en un enigmático final que seguramente dará mucho juego a lo largo de la temporada y es que, no se nos antoja en vano, esa transformación final que justo, y en el lugar que se produce, todo parece indicar que algo tiene que ver con el cuerpo presente del fallecido Jon Snov.
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