A estas alturas ya nos es difícil a las amantes del rock and roll poder ver grupos con su formación original, aunque es de lo más increíble disfrutar de grupos, que llenos de historia, se han superado a sí mismos y que con su nueva cantera siguen manteniendo su esencia y desbordan a sus clásicos.
La pasada noche del 19 de Marzo nos visitaron en Barcelona (Sala Apolo 2) la banda danesa de metal melódico progresivo Royal Hunt para presentar su último álbum titulado “Devil’s Dozen”.
El grupo se formó en 1989 por el teclista André Andersen, influido por grupos de rock sinfónico como Yes. Junto a André Andersen se encontraban el gran guitarrista zurdo Jacob Kjaer, el bajista Steen Mogensen, Keneth Olsen en la batería y en las voces Henrik Brockmann. En 1994, Henrik Brockmann sale de la banda para poder dedicarse a otros proyectos y entra en escena el cantante estadounidense D.C.Cooper, del que dicen que había audicionado para ser el sucesor de Rob Halford en Judas Priest. Con los años la banda pasó por varios cambios de formación, hasta que en 2011, Cooper decidió volver a reunir el grupo y conmemorar el disco Paradox (1997) con una gira por toda Europa. Y ahí empezó la vuelta a la escena de Royal Hunt. En ese año nos trajeron el disco “Show Me How to Live”, al que le siguió “A Life To Die For” en 2013. Y el año pasado, su treceavo álbum “Devil’s Dozen” en el que siguen maravillosamente bien la esencia de sus predecesores.
Actualmente la banda la conforma, además del virtuoso compositor Andersen y D.C. Cooper, Andreas Habo Johanson en la batería, Andreas Passmark en el bajo y en la guitarra, Jonas Larsen.
Y así, con ganas de deslumbrarnos llegaron a nuestra ciudad condal. Muchos los catalogan como metal progresivo sinfónico y otros como power o hard rock. Ellos mismos reconocen que es difícil calificarlos, como bien dice Andersen, “nuestro estilo es así, y sacamos un poco de todo. Hay veces que intentamos hacer una combinación de todo. Hay diversos caminos de producción de la música, y cada músico ponemos nuestro granito de arena, haciendo así que salga nuestra música.” Y es que ya son veinticinco años de carrera musical, ahí es nada.
“Quiero morir creyendo en el sentido común y la sabiduría de mi corazón”, nos cantan en uno de sus clásicos River of Pain, el primer tema de la noche tras la intro instrumental Martial Arts con el gran Andersen a sus teclados. Primer tema con el que aparecía el grande D.C. Cooper es el escenario regalándonos la mejor de las actitudes y su complicidad con los asistentes, algo que lo acompañó durante toda la noche.
La banda nos deleitó con muchos de sus clásicos y algún que otro tema del disco nuevo. A One Minute left lo live, le siguió Army of Slaves y Lies para llegar a uno de mis favoritos, su Wasted Time. Los asistentes estábamos totalmente encantados. La cercanía al escenario que provocaba la sala nos permitía ver más allá, la complicidad entre Andersen y Andreas Habo, uno en los teclados y el otro en la batería al fondo del escenario. El compañerismo y guiños entre Passmark al bajo y Larsen en su guitarra; y el nexo de unión, D.C. Cooper, el mejor vocalista que ha pasado por la banda, desde mi humilde opinión. Había llegado el momento de escuchar uno de los temas del último disco, el Heart on Platter, para seguir después con otra de sus joyas, Flight. Después, la sala nos seguimos dejando llevar por la voz de Cooper con otro de los temas del “Devil’s Dozen”, Until the Day.
No quedaba duda de la increíble voz de este hombre y el acompañamiento espectacular de todos los músicos que componen la banda. Todos melancólicos tras ese momento mágico sabíamos que se acercaba el final del bolo. Con Until the Day, May you Never y Message to God, la banda ponía el punto final a su actuación. Aunque como siempre, quedaba el ritual de la vuelta a la escena para volver a escucharlos. Fue la homónima y espectacular A life to Die For la que marcó la despedida. Una actuación mágica, corta aunque inolvidable. Todas sus canciones coreadas por el público y con el mejor de lo regalos que un grupo puede ofrecernos, su actitud y alegría a lo largo de toda la actuación. Ojalá se hubieran animado muchos más de sus fans a regalarles su presencia, tal vez éramos pocos para uno de los grupos más veteranos de la historia del metal. Sólo espero que este detalle no los detenga para seguir visitándonos, la música en directo es un tesoro que todos debemos cuidar.
Gracias Royal Hunt por una noche magnética y tan llena de vida.
El mejor sin dudas fue Jhon West y por supuesto Mark Boalls ambos aportaron registros insuperables en discos que hoy son clásicos, Jhon podía cantar tranquilamente un tema de DC Cooper pero no al revés. Y la mejor banda del mundo es Royal Hunt.
Opiniones para todos los gustos, pero respecto a Royal Hunt, D.C. Cooper es su esencia del triunfo. Lo siento, John West y Cia. pero no le hacéis sombra. El concierto Barcelona’2016 ¡grandioso, perfecto, mágico, increible! Al pie del escenario me tuvieron electrizada.