¿De verdad pensáis que son estos malos tiempos para el rock and roll?, yo si. Posiblemente, como lo conocimos y amamos, puede ser. No tiene pinta, que más allá de los últimos gigantes, vuelva a surgir ese rock de arena.
Las discográficas son casi cosa del pasado, al menos las fuertes, que solo apuestan por bandas que son beneficio seguro, rédito asegurado. La autogestión, ha facilitado la grabación de discos a muchas bandas, es posible, pero también hace que la vida sea más jodida para estas, ya no pueden dedicarse solo a tocar, grabar, girar, ahora hay mil asuntos que llevar.
Grupos que consiguen sacar su nuevo disco con un sello, que no les va a dar dinero, pero al menos, les va a permitir palmar menos pasta. Y los que intentan ponerse en manos expertas, entre los pocos discos que se venden, lo poco que se puede llegar a cobrar de una sala, lo que se lleva el manager, la agencia que los publicita… al final, mañana volvemos a levantarnos a las seis a currar, tronco. Qué si, que sacamos nuestro lado romántico, y nos escudamos en que ahora todo se ha tornado hacía las salas, donde el tu a tu es el rey, pero eso cuéntaselo a el grupo que se pega un montón de kilómetros, para batirse el cobre ante 30 personas, por muy entusiastas que puedan ser estas, en fin.
De la prensa musical no hablemos, mejor. Pero dejemos los rollos para las cenas familiares o las de trabajo, que lo importante, es que los grupos, los verdaderos protagonistas del rock and roll, junto a la gente que se deja las pelas en discos y entradas de conciertos, siguen tirando y componiendo canciones, para que tipejos como yo o quizás tú, sigamos disfrutando de esto. Las circunstancias marcan, los caminos divergen, se separan, y la verdad reside en el lado donde te pares, cerveza en mano, a escucharla. Los catalanes ’77 estaban en la cresta, signifique lo que signifique eso en rock and roll patrio.
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