Hablar de Bruce Springsteen y/o The River me parece un ejercicio algo tedioso a estas alturas, sinceramente; y lo digo porque ya se ha dicho prácticamente todo sobre el Boss: sobre cada disco que ha lanzado, sobre cada tema, etc. Pero siempre hay algún motivo para volver a hablar del de New Jersey, recordar alguna anécdota o rememorar un viejo sentimiento aún latente. Por ello, aprovecho el lanzamiento de la caja The Ties that Bind para hacer un retroceso mental y volver al pasado.
Sigue vivo en mi mente aquel día de invierno de 1980 cuando me dirigí a casa de un colega que siempre tenía los discos antes que nadie, ya que se los traían de Boston. Una vez a la semana solía ir a grabarme un par de cintas con temas escogidos con esmero; por aquel entonces solía escuchar a los Stones, Pink Floyd y rock andaluz. Aquel día, el amigo en cuestión me enseño sus nuevas adquisiciones: el Permanent Waves de Rush, el Glass House de Billy Joel, el Against The Wind de Bob Seger, el Saved de Dylan, el Emotional Rescue de los Stones… Una buena cosecha y un tesoro por aquel entonces difícil de ver en muchas casas españolas. También había Popular 1 y el Vibraciones del mes, donde uno podía estar al tanto de lo que ocurría por aquel entonces; Bon Scott acaba de morir y Ron Wood acaba de ser arrestado por cocaína en alguna isla de ricachones.
Entre todo el lote había un disco doble con el careto de un tipo en primer plano; ni feo, ni guapo, con personalidad. Había leído sobre él en alguna revista traída del extranjero. En alguna radio británica también escuché algún que otro tema que no me había impactado para nada, pero aquello portada me sedujo. El colega pincho «Hungry Heart». Fue un impacto brutal, no pude dejar de oír ese tema en meses, a todas horas. Me las tuve que ingeniar para hacerme con una copia de aquel nuevo tesoro. Me había convertido en un fan del Boss y eso es para siempre.
La verdad sea dicha: por aquel entonces la gente no tenía ni puta idea de quién era Bruce Springsteen, y los que iban de entendidos lo tachaban de un tipo que sólo sabía cantar sobre coches y mujeres. Ahora Bruce tiene muchos fans que se pegan en el pecho defendiendo a capa y espada su amor por el jefe, pero la verdad es que el fan español surgió con el disco menos “comprendido” de la historia; Born in a USA, un trabajo en que los pijos se vieron reflejados por un tipo fornido con un buen trasero sobre una bandera americana de fondo. Patriota y con canciones pegadizas. Nunca llegaron a comprender que aquel tema era un corte de mangas dirigido a todos esos valores, pero eso es otra historia.
The River es un doble disco reflejo de América. Era el pueblo. Canciones sobre coches y chicas, sí, pero también historias de desilusiones, de sufrimientos, de desempleo, de pensamientos suicidas, de sudor, de bilis. Sobre tú y yo, sobre gente normal que pasa apuros. Bruce es el cantante del pueblo más que ningún otro. Paul Nelson dijo que The River era como la versión contemporánea de la novela de Steinbeck Las Uvas de la Ira.
The River se grabó «en vivo», con todos los músicos juntos en el estudio. Se graba todo y, si la primera toma es la buena, se deja como tal. Bruce es un perfeccionista, cada nota de cada instrumento debe sonar como él desea. Muchos temas ya se habían estrenado en directo, sobre las tablas, pero Bruce sabe que les puede dar una vuelta de tuerca más. Los años 80 que se avecinan se anuncian difíciles, con una austeridad latente; Springsteen quiere plasmar todo aquello, poniéndose en el lugar de la gente, describir sus vidas.
Aquel “Hungry Heart” que tanto me cautivó, fue originalmente escrita para los Ramones. Jon Laudau persuadió a Springsteen para que se la guardara para él. La historia de un tipo que salió de su casa para comprar una caja de cerillas y nunca volvió. Fue el primer éxito a nivel mundial del jefe. Arreglos simples, directos, el nuevo sonido de Bruce donde se confirma la garra y la solidez de la E Street Band.
Con el lanzamiento de The Ties That Bind: The River Collection de Bruce Springsteen este pasado 4 de diciembre, tenemos la versión exhaustiva de The River, con todos sus outtakes imprescindibles (siempre lo son). Lo malo del artefacto en cuestión es el precio. Seamos realistas: 100 euros o mas en según qué tienda, es mucho dinero. Curioso para un disco por el que, originalmente, Bruce clamó a los cuatro vientos que no se debería pagar más de 10$. Los tiempos cambian, el rock se prostituyó y ya sabemos que su chulo (la discográfica) le sangra hasta la última gota.
La caja contiene 52 temas en 4CD con mucho material inédito y 4 horas de vídeo con imágenes nunca vistas repartidas en 3 DVD, un sabroso pastel que hará salivar a más de uno.
Pero, ¿cuántos de los que compraron el disco cuando salió volverán a desembolsar para tener un disco que ya compraron remasterizado en cd y que ahora vuelven a ofrecer con más material? La respuesta es muchos…Y es porque vale la pena, aunque yo esperaré a que baje de precio.
Hola: antes que nada felicitarte por el artículo de THE RIVER. Si, de SPRINGSTEEN está dicho casi todo, y es bueno aportar nuevas cosas, a través de otro enfoque.
Creo que THE BOSS girará por USA para tocar THE RIVER CON algunos NUEVOS INSTRUMENTISTAS.
De todas formas, estoy contigo. Es Navidad y es tiempo de REEDICIONES. A mi THE RIVER, QUE OÍ EN SU TIEMPO, me lo grabó un compañero de un IES donde estuve dando clases.
Hay que hacer caja, pero yo ahí no entro. Demasiada pasta. Otro ejemplo sería la reedición de los discos de PHIL COLLINS, con nueva portada y extras, que son temas en directo, en concreto. A ver a qué precio lo ponen..
Ya me gustaría que THE BOSS pasara por SPAIN para tocar THE RIVER…¿?
Y termino. Estos precios desmesurados suceden también con la lectura. Richard Ford ha presentado su libro FRANCAMENTE FRANK, son más de 200 páginas a 18,90 euros. Hace años sus libros anteriores (trilogía de Frank Bascombe) estaban a 24, o 25 euros; 500 -600 páginas. ¡ERAN OTROS TIEMPOS!
Gracias por tu cumplido…Lo de los precios es algo abusivo, ya sabemos!!!Bruce le tenemos in Spain a la vuelta de la esquina.