¡Que clase de país es este!, ¡no me jodas!. Tenemos un presidente de desgobierno, que rehuye de un puto debate televisivo, en el que además de los dos de siempre, llevan a las dos nuevas divas del barrio, aunque aún tengan mucho ambos que demostrar, y a otros dos, con representación parlamentaria, los dejan en casa viendo el circo romano en televisión. Pero es que además, «ese señor importante que tiene que decidir, es un cargo relevante, no se puede prescindir», como cantaban los Leño, se larga a un programa de radio, cual forofo de bar de barrio, a comentar el partido de fútbol de su equipo preferido, ¡toma ya!, sacad las panderetas, que va siendo hora de cambiar en el diccionario, el significado de república bananera, para sustituirla por nuestra fracasada democracia con naipe de baraja, como dueño y señor de copas y escopeta revestido de cara figura decorativa. Nos toman por estúpidos, y al final, uno llega a preguntarse, si es que realmente no los somos, porque ya no leemos ni las noticias, por muy corruptas y manipuladas que puedan llegar a estar, nos guiamos como borregos por cuatro montajes fotográficos que alguien cuelga en su muro de Facebook.
Con este panorama, tenemos que reivindicar el hardcore, el sonido duro de la calle, tan necesario en cualquier momento, tan indispensable en estos tiempos oscuros que nos están tocando vivir. A veces, la única vía es un puñetazo en pleno rostro, aunque sea en forma de canción, que nuestras armas cargadas con acordes, sean la banda sonora de la calle, donde la recuperación económica suena a cuento chino. Por eso, siguen siendo tan necesarias, bandas como Non Servium, que sus discos sirvan para despertar algunas conciencias, que sean aliciente para comprender, que no podemos dejar que nos pisen la dignidad. Los de Madrid llevan ya seis discos -uno de ellos de covers, cantando sin dejar de luchar, luchando sin dejar de cantar. Este nuevo disco, «Resurgir», es un arma cargada contra esta sociedad opresiva que nos ha capturado y que trata de alinear y alienar nuestros sentimientos a su interés. Suena de intro, Antonio Resines con su discurso en una de mis pelis fetiche, Acción Mutante de Alex de la Iglesia, «Diós basta ya de mierdas lights….no queremos oler bien, no queremos adelgazar….todo el mundo es tonto o moderno…y ahora vamos a enseñar a esos mierdas lo que es terrorismo».
La primera, a degüello, «Apestan», una base rítmica rápida, contundencia y una letra contra todos aquellos que antes te miraban por encima del hombro por tus pintas, y ahora van tatuados hasta en las plantas de los pies y sus peinados difíciles de mirar. «Desperté» comienza de forma mas suave, para ir ganando fuerza con la letra y una acelerón brutal a mitad de la canción, mientras sueñan con limpiar este mundo. «Mi pacto», una declaración de principios, una declaración de amor, esa necesidad de los tuyos. «Madrid» es pura reivindicación, rabia y dolor, una llamada a la lucha. «Resurgir» es levantarse de nuevo, una y otra vez, a ritmo de hardcore. «Apártate», es directo, rápido, fuerte, al grano, con ritmo y contundencia. «La era del terror» es otra bomba sonora, otro ataque selectivo, denunciando los recortes de libertades que estamos sufriendo, en nombre de vete tu a saber que. «Los demonios de la noche» suena más rockera, más «urbana». Siguen con marcado riff de «Buitres», que va ganando intensidad paso a paso. «Mi prisión» toca el tema de las adicciones, de la falsa seguridad, mientras musicalmente relajan la velocidad en la primera parte para luego volver a entrar con contundencia.
Cierra el disco, «Rock’nRolla», para dejar un gran sabor de boca y toda la rabia contenida a flor de piel, a base de ritmos duros y potentes, junto a letras valientes y decididas. Non Servium no tienen miedo a llamar a las cosas por su nombre, y por nuestro bien, siguen haciendo falta gente que lo haga.
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