Scott Weiland es de esos artistas que levantan pasiones, ya sean de amor o de odio. La verdad es que el bueno de Scott se lo buscó él mismo, el que muchos le cogieran manía. Su actitud, a veces desmesurada en su manera de vivir “demasiado” como una rock star, le ha hecho tener muchos enemigos.
Y es una lástima ya que Weiland, ante todo, es un magnifico cantante. Su etapa al frente de Stone Temple Pilot es prácticamente impecable, con sus idas y venidas al frente de la banda y con su despido definitivo en 2013 por parte de un grupo que ya no soportaban sus excesos.
Su paso al frente de lo que tenía que haber sido una superbanda de nombre Velvet Revolver junto a Slash, Duff McKagan y Matt Sorum, se convirtió mas en un nido de víboras donde el ego de cada uno luchaba por hacerse la figura de proa del grupo. Tras Contraband y Libertad, el grupo se consumió por sí mismo, y su etapa en la historia de la música no dejó huella.
Weiland es un tipo duro, excesivo, con personalidad tanto musical como sobre un escenario. Su voz es claramente identificable, sólo hay que escuchar los primeros minutos de temas como “Modzilla” o “Amethyst” de su nuevo trabajo para saber que es el mismo cantante que se escucha en aquellos “Interstate Love Song” y Vasoline”, que fueron éxitos en los noventas.
Weiland ahora nos ofrece su cuarto trabajo en solitario tras aquellos magníficos trabajos que pasaron bastante desapercibidos en este país: 12 Bar Blues, Happy in Galoshes y The Most Wonderful Time of the Year. Fueron discos muy interesantes, con muchos matices que aún no se le habían escuchado a Weiland.
Ahora, bajo el nombre de Scott Weiland and The Wildabouts nos trae 12 temas en un disco bautizado Blaster, que saldrá a la vernta en escasos días, más exactamente el 27 de marzo. Lo primero e interesante es saber quiénes son esos Wildabouts: Jeremy Brown en las guitarras, Tommy Black al bajo y en la batería Danny Thompson.
El disco me parece puro Weiland. Suena potente y engancha a la primera escucha. La prueba de ello son temazos del calibre de “White Lightning”, “Way She Moves” y “20th Century Boy”, que se te meten en el subconsciente. Un disco donde Scott está en plena forma, dejando entrever que este trabajo puede ser su ave fénix, desgranando 12 temas de rock and roll elegante y compacto con la dosis exacta de comercialidad para volver a enganchar esa popularidad que perdió por el camino.
Ahora, sólo queda saber si su gira de presentación le traerá por estas tierras que muchas veces es olvidada por la mano del dios del rock.
0 comentarios