Si Mark Lanegan se dirige a un público no (estrictamente) rockero, deduzco que el que se acercó a verlo tampoco lo era, por lo cual, obviaré echar en falta que deleitase al respetable con temas de Screaming Trees. El Lanegan que cantó anoche para el público madrileño es quien ha grabado álbumes como ImitationsPhantom Radio, un cantante consciente de la facilidad que tiene su voz profunda, maltratada y reseca como las esponjas de mar la abandona la marea, de llegar al público. Por ello, la explota con temple, con pose de crooner y con altanería; canta y recita, anclado al pie de micro, bañado por una oscuridad que no iluminan focos rojos y azules tan inamovibles como él. Su propuesta funcionó; no tan bien como en su anterior gira, pero funcionó.

La ecualización, lejana a la perfección, empañó la cristalina transmisión de su voz a los bafles. El inicio del concierto fue sublime. Acompañado únicamente de su guitarrista, se ganó el público con sus armas más potentes: la profundidad de su registro, y su vibrato. No parece humano. Su medido chorro vocal y su perfecto control de la entonación, a solas con la guitarra, se ganaron al público con poco esfuerzo. Sin embargo, la presencia de la banda en temas más ruidosos que «Low» o «When Your Number Isn’t Up», como «The Gravedigger’s Song» o «Quiver Syndrome», obstruían el lazo entre cantante y público, llegando a molestar por el desmedido volumen de algunos instrumentos, sobre todo el bajo.

Hubo momentos sublimes, como «One Way Street», durante la que parecía que aquel tipo acabase de beberse una destilería entera, o «Deepest Shade», lo mejor de Imitations, cantada con doliente delicadeza. La bailable «Ode to Sad Disco», o «Riot In My House» también fueron interpretadas con convicción, pero el disfrute no fue pleno por lo ya comentado: la banda, sin llegar a enterrar al líder, lo difuminaban entre electricidad y samples. Samples que, en temas en los que eran cuasi protagónicos, ganándole presencia al bajo y la batería, como «Floor of the Ocean», no produjeron ese efecto obstructor, dejándonos disfrutar del mayor atractivo de la noche, la voz del rockero venido a crooner.

Nos pareció demasiado temprano el primer adiós de Mark, sólo tras hora y cuarto de concierto. Parece que la planificación no fue del todo óptima, pues en Joy a las diez y media hay que despejar. Lanegan dijo adiós no sin cierto descontento y frialdad, para volver a los pocos segundos, deleitarnos con «Methamphetamine Blues» y decir adiós alejándose, por primera vez en todo el concierto, de su pose impasible, denotando cierto enfado. El setlist fue recortado con respecto a otras ciudades y nos quedamos con un concierto de una hora y veinte minutos. Algo escaso, sí, aún teniendo el detalle de salir después a saludar, fotografiarse con los fans y firmar lo que hiciese falta. Espero que fuese un error de planificación, pues de lo contrario, se estaría valorando más la mitomanía que la propia música.

La decepción de algún nostálgico despistado de sus últimos años de carrera sería comprensible. La de sus fans de ahora, en cierta medida, también. El ocaso del show llegó demasiado temprano, y el sonido era mejorable. Sin embargo, los momentos más desgarradores y sublimes, bien merecieron la pena invertir la tarde del jueves, pues lo que este tipo hace con su oscura voz es brillante.

Setlist de Mark Lanegan en Madrid:

1. When Your Number Isn’t Up
2. Low
3. Dead on You
4. No Bells on Sunday
5. The Gravedigger’s Song
6. Harvest Home
7. One Way Street
8. Gray Goes Black
9. Deepest Shade
10. Hit the City
11. Ode to Sad Disco
12. Riot in My House
13. Harborview Hospital
14. Floor of the Ocean
15. Torn Red Heart
16. Sleep With Me
17. Death Trip to Tulsa
————————————–
18. Methamphetamine Blues

by: Edgar

by: Edgar

A la música le dedico la mayor parte de mi tiempo pero, aunque el rock me apasiona desde que recuerdo, no vivo sin cine ni series de televisión. Soy ingeniero informático y, cuando tengo un hueco, escribo sobre mis vicios. Tres nombres: Pink Floyd, Led Zeppelin y Bruce Springsteen.

1 Comentario

  1. D

    Mark estaba completamente ronco anoche y de cerca tenía pinta de estar bastante pachucho, me parece que fue más bien por eso que cortaron pronto porque tenían tiempo de sobra para otro par de canciones. Lo increíble es que el tío consiguió que en mucho momentos (no en todos) ni se notase y que la mayoría de la gente ni se diese cuenta del trancazo que llevaba.

    No fue el mejor concierto que le he visto, es cierto que la última vez en el teatro estuvo bastante mejor, pero a mí sí me gustó más que las dos últimas veces que había venido a Madrid en este formato de banda de rock, una pena que no viéramos las canciones que está tocando con Duke Garwood en los bises durante esta gira.

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