A lo largo de los diversos análisis realizados de esta cuarta temporada de Homeland, a la que antes de empezar pocos eran los que le veían sentido tras el fiasco de la tercera, ha quedado claro que el cambio de estrategia ha dado excelentes resultados a Gordon & cia, que ahora, justo cuando acaba de bajarse el telón de esta nueva peripecia de Carrie Mathison, ya andan preparando la quinta, pero antes hemos tenido que lidiar con este extraño Long Time Coming encargado de volver a situar las piezas en el tablero para la próxima partida.
Sí, un más que extraño e irregular final de temporada, aunque esto, tratando de Homeland, tampoco es sorpresa, y es que los «final season» nunca han sido el fuerte de la serie, pero, centrándonos en esta cuarta temporada, y a tenor de lo visto, se les perdona que tan sólo los últimos cinco minutos hayan conseguido igualar el listón de todo lo acontecido hasta la fecha. Sí, de vez en cuando hay que adentrarse en los temas personales y los demonios que acechan a Carrie, pero la larga secuencia del reencuentro, vale que al final sirve para que dar carpetazo a la duda sobre la posibilidad de afrontar una relación de pareja, pero, al igual que la reposada vuelta a territorio patrio, y más tras el climax vivido en Islamabad, acaba chirriando ante la intensidad mostrada hasta el momento, aunque bien pueda valer para dar impulso a lo que nos va a deparar la quinta temporada.
Una nueva partida en la que gracias a esos últimos cinco eléctricos minutos no todas las piezas parecen encajar, y es que la última escena se encarga de planear un futuro de dudas y de alargadas sombras al hasta ahora impecable Saul, ese mismo que en su momento quería volar por los aires antes de conceder una victoria a Haqqani, y que ahora parece haber llegado a algún tipo de pacto con el siempre inquietante Dar Adal.
Sí, la partida se presenta apasionante, y más ahora cuando la figura de Quinn acaba de tomar una nueva dimensión en la vida de Carrie, pero para conocer el devenir de la misma tendremos que esperar diez largos meses. Demasiado tiempo tras el buen sabor de boca que nos ha dejado esta cuarta temporada de Homeland.
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