Por menos de veinte euros, Dan Baird y sus Homemade Sin deleitaron a los madrileños con dos horas y cuarto de rock sin altibajos, buen sonido y una maestría sobre el escenario que transgrede cánones. Siento, y mucho, que algunos se pierdan a esta banda por desconocimiento o vaya usted a saber. Ya avisamos de que esto era imperdible, fiándonos de intuición y reputación. Hoy traemos evidencias, y el recordatorio de que tienen seis bolos pendientes en la península. No inventes excusas. Si te gusta el rock ‘n’ roll, no existen.
Puntuales, de a pie, y sencillos. Así irrumpieron sobre las tablas, atacando de golpe y porrazo con «Damn Thing To Be Done». Primer contacto de nuestros tímpanos con el ensordecedor sonido vintage de sus guitarras. Dan y Warner se complementan tan bien como si pensasen a la vez, y su (muy extensa) experiencia, unida a la del espléndido Mauro Magellan, fue más que evidente. En mitad de la gira se han visto obligados a prescindir de Keith Christopher, y el bajista de re-emplazo, que cumplió muy decentemente en su primer concierto, recibió ayuda de todos durante la noche, incluyendo giros inesperados e improvisaciones. Elevar el cuello, girar la cabeza o guiñar un ojo significaba «para aquí» o «¡dale!», a lo que seguían sonrisas y elogios. Un gustazo de ver, más cuando todo sonaba tan unificado y compacto.
La impresión inicial:»qué bien suenan, qué compactos, qué volumen y qué dinámicos»; pero cuando de verdad elevaron el listón a la altura de la leyenda, fue al estirar «Crooked Smile» hasta el éxtasis. Cerca de diez alucinantes minutos llenos de guitarra y batería ensordecedora. Magellan es un metrónomo de fuerza desproporcionada que, sin dejar de sonreír, nos hizo temer por la estabilidad de sus brazos de señor mayor. Aguantó sin incidentes hasta el apoteosis final con «Like A Rolling Stone», para la que aún les quedaba combustible.
Por el camino, muchos temas de Homemade Sin. Apuestan a ciegas por sus trabajos recientes, huyendo del tópico de los pensionistas rockeros, salteando el repertorio con algún que otro himno de los Satellites como «Another Chance», con sólo Dan al frente, la coreada «I Love Your Period» o las imprescindibles «Keep Your Hands To Yourself » y «Railroad Steel», alargada hasta un espectacular clímax de blues rock sucio y duro que desató las ovaciones del público. Cada uno tiene sus preferencias, y en lo que a mí respecta, me terminaron de matar con «All Over But the Cryin'», lo mejor que voy a ver en vivo en mucho tiempo, pero lo cierto es que tanto los cortes antiguos como los más gancheros los Homemade Sin fueron muy bien recibidos por un público que cada vez se calentaba más.
Puntazos como «Younger Face», la mezcla de «Two for Tuesday» con «Proud Mery»-de-ya-sabéis-quién, o el tremendo «All The Same», consiguieron que a base de ritmos bailables ejecutados con profesionalidad y actitud -Warner es todo un espectáculo de ver-, y escasas pausas, las dos horas y cuarto pasasen volando. Si Dan es Mr Rock ‘N’ Roll, ¿qué se puede decir de Warner y Mauro? Si estos tipos no han domado sus cuerpos a golpes de rock día tras día, es que son de otro planeta. Uno de esos conjuntos que hay que ver para creer.
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