Una épica carátula envuelve un sumario de sus últimos siete años de carrera, uno de tantos recitales rockeros de repertorio extenso y sin pasatiempos: ni solos ni discursos. El Loco viste el traje mejor que nunca. A su edad, la pose de crooner curtido a tablazos y golpes de foco, le encaja. También está en plenitud de facultades vocales, sosteniéndose sobre la, según él, mejor banda que ha tenido jamás, incluyendo tres guitarras, teclado y, para la ocasión, saxo. No hay pregrabados porque no hacen falta. Y él, a sus 52 años, lejos de acomodarse, suena potente, entregado y profesional, resultado de toda una vida de giras, discos, errores y enmiendas.
A lo largo de 26 canciones, repasa lo mejor de su último disco, hits de etapas recientes convertidos en clásicos («Memoria de Jóvenes Airados», «Línea Clara», «Feo Fuerte y Formal») y las infalibles, las obras maestras de Sabino que, como la voz de Loquillo, no han dejado de mejorar con los años. En pleno 2014, encontramos la mejor versión hecha del «Cadillac Solitario», a años luz de la original, y muy superior a la del A por Ellos… Uno de los cierres más emotivos que he podido presenciar en mi vida, sin que se queden cortas «La Mataré», «El Rompeolas» o la inmortal «Rock N’ Roll Star». Al margen de gustos, es innegable que la selección de temas es variada y extensa.
No me gusta que se hayan eliminado las interacciones de Loquillo con el público. Sus comentarios aquella noche fueron pocos, como es habitual en sus giras recientes -se agradece; que se guarde su personaje de boca grande para la prensa-, pero esos breves interludios son parte del directo. Tampoco se incluye la versión de Burning, aunque choca algo menos. Ningún «pero» real más le encuentro a El Creyente, que conserva con el mismo peso los vítores del público y el sonido celestial del directo, las resonancias de estadio del show impecable que vivimos en Granada.
El sonido es fino, trabajado, con una ecualización que sorprende, con todo apreciable y en su sitio. Aún no he visto un concierto con Stinus a la guitarra que sonase mal. No iba a ser menos con este disco, en el que la banda funciona como recién salida del taller y se puede apreciar en todo su esplendor.
Si te preguntas por qué un tipo que lleva 30 años entre escenarios y polémicas, llena estadios, te recomendaría escuchar los últimos diez temas de El Creyente. Y si prefieres arriesgar, si pasas de ir a lo fácil, escúchalo entero, pues temas como el propio «Creyente», o «La Nave de los Locos» son lecciones de rock a lo grande, adaptado a estadios, hecho en España, en serio y para adultos, tocado en directo como su fuese la última vez.
Y tu como sabes que no se ha regrabado nada en el estudio???? si suena a disco de estudio más que a directo.
No me ha gustado. Muy falso para ser un show en un palacio de deportes.
Salut
Simplemente, no lo sé, y es difícil que lo sepa. Estuve allí, y todo sonó muy, muy bien. Las versiones que suenan en el disco están peladas, con los arreglos que pueden hacer con las 3 guitarras, pero a falta de muchos de los que suenan en estudio. Está masterizado, por supuesto, y cada instrumento cobra protagonismo cuando debe, de ahí esa sensación «de estudio».
Desde hace mucho no se escuchan discos en directo que suenen «a directo», a mi parecer. Bajo un poco el listón para poder disfrutarlos 😉
Un saludo!