Nadie duda de que Freddie Mercury es un mito de la música y un icono cultural. Y si quieres saber sus secretos más escabrosos, sus manías personales, sus alegrías, sus sufrimientos, aquí tienes un buen libro para empezar. Porque a lo largo de las más de 500 páginas de esta biografía (no autorizada, por cierto) escrita por Lesley-Ann Jones, repasamos su ascenso a la fama y su vida tras el escenario. La periodista británica utiliza un lenguaje sencillo para bucear por las historias que le narran en primera persona quienes compartieron su vida y su trabajo con el artista y tira muchas veces de archivo. La verdad, se ceba un poco con las historias gays de Mercury y con su enfermedad, sin crítica ni juicio, por lo que roza constantemente el amarillismo. Todo mediado por las parejas que marcaron la vida del cantante: aquí nos hablan de Jim Houton, de Joe Fanelli, de Mary Austin (la viuda oficial), de Barbara Valentin. ¿Quieres saber cómo le gustaba el sexo, sus orgías? ¿El tipo de garitos y fiestas que frecuentaba? ¿Sus amantes de todo tipo? ¿Cuánta coca se metía al cuerpo? ¿Los caprichos más caros y los más extravagantes? Este libro te espera. Dos curiosidades: Mercury se acercaba a los desconocidos atractivos en los bares con la frase “¿cómo es de grande tu polla?”; todas las comidas las acompañaba con una botella de vodka Stolichnaya.
Pero también nos acerca al interior de Queen. Interesante releer cómo se conocieron los cuatro músicos del grupo, sus primeros pasos por los escenarios y el costoso salto a la primera fila del rock. Cuando ya vendían miles de discos (con Sheer heart attack, por ejemplo) aún vivían compartiendo habitaciones en apartamentos humildes por un contrato que les daba un pingüe trozo del dinero que generaban. Me gusta especialmente la historia de cómo se fraguó “Bohemian rhapsody”. Y las peleas con sus managers a ambos lados del Atlántico, las criticadas giras por Sudamérica y Sudáfrica y las relaciones con sus fans. Dos nuevas curiosidades: la estética con la que recordamos principalmente a Freddie, esos vaqueros ajustados, la camiseta blanca, el bigote, las zapatillas, las copió de la vida nocturna gay de Nueva York; el micrófono con el pie “partido” se originó en un concierto de sus inicios por casualidad, pues el pie del micro se rompió de verdad y al cantante le encantó.
Y, para finalizar, cómo no, un poco de lágrima fácil con su muerte en noviembre de 1991. Y las herencias, que dan para muchos cotilleos.
A nosotros nos queda su música.
0 comentarios