El Palacio Vistalegre no es el recinto más idóneo para conciertos grandes. Se sabe. El sonido es muy regular, y hay que tener suerte al situarse, pues poco tiene que ver la calidad del mismo en algún punto de la pista con la de otro, menos aún con la grada. Doy por hecho que no hubo alternativa, y bueno, posiblemente fuera la última oportunidad de ver a Scorpions en directo en España. Poco sentido tiene quejarse de algo que era esperable.

heatLo primero que me encontré fue un despliegue de fuerzas del orden fuera de lo normal. La cola para entrar era inmensa para los que íbamos a grada. Y cuando digo inmensa, quiero decir que hubo que cruzar calles y adentrarse en otras poco transitadas del barrio de Carabanchel para llegar al final. Al menos iba rápido, pero para cuando conseguí entrar (había llegado sobre las 19:15, me senté a las 20:00), lo de situarse era tarea complicada. Entre los asientos de Vistalegre hay menos espacio que entre los de un avión de Ryanair, aunque la gente se mostró comprensiva y pude disfrutar de H.E.A.T.

A los suecos el sonido no les acompañó en absoluto. La banda de Erik Grönwall no mostró flaqueza ante un pabellón prácticamente lleno, corriendo y posando como lo hicieran en la Copérnico el año pasado, con un Erik pletórico a la voz, pero como siempre, un tanto histriónico. Sonaron, entre otras,  «1000 Miles», «Beg Beg Beg», «Downtown», «Danger Road», «Living On The Run», y cerraron con «It’s All About Tonight». Se echa de menos a Dalone y su carisma, pero el grupo llena el escenario sin demasiado problema, y canciones no les sobran. Están bastante rodados y por lo que pude apreciar entre el eco que llegaba a la grada y la bola que de graves que se formaba, consiguieron un sonido compacto y bien empacado, endureciendo su trabajo en estudio.

Los Scorpions salieron a escena unos diez minutos más tarde de la hora prevista. Se apagaron las luces, dejaron paso a su introducción, y como chavales de veinte años aparecieron corriendo de lado a lado a golpe de «Sting In The Tail». El montaje es vistoso, a lo grande: plataformas, escaleras a los lados, una enorme pasarela, la batería a dos metros del suelo… Y unos hachas que no dejan de moverse y posar como buenos conocedores del arte. Me cuesta creer que Rudolf tenga 64 años y Jabs 58. Se conservan en estupenda forma física, y ambos forman un equipo formidable que se ganó al público desde el centro de la pista, acudiendo a esa plataforma a lucir postura, animar y puntear.

scorpions2Jabs no ha perdido un ápice de feeling, y es quien aporta inconfundible magia instrumental a temas como la maravillosa «The Zoo» o el clásico «Make It Real». Tengo poco oído para estas cosas, pero diría que las canciones están ligeramente bajadas de tono para que Meine se encuentre cómodo. Al vocalista se le notan los años, pero controlando sus pulmones, tomándoselo con calma, y estirando las notas con cautela, hizo un trabajo formidable, siempre teniendo en cuenta que tiene 65 años. Su voz nasal, el sello del grupo, brilló con muchísima fuerza en las baladas: «The Best Is Yet to Come», «Send Me an Angel» y «Holiday» fueron, con diferencia y junto a los bises, el punto álgido del show, con la banda rodeada de un público que no dejaba de cantar. Klaus nos dejó la mitad de los estribillos y se cantó sin problemas las partes más altas. Indiscutibles maestros de las lentas.

Cabe decir que el sonido era «suficiente», al menos desde la grada. Suficiente para escuchar a Meine, disfrutar de los riffes y de los solos de Jabs. Los graves seguían sonando como obuses y había que hacer esfuerzo auditivo para separar el resto y disfrutar. No mejoró demasiado a medida que avanzó el show, y es que este recinto es lo que tiene. Sin duda, la gran pega del concierto fue la implícita en el Palacio, algo que cabía esperar.

Del setlist, el mismo del resto de la gira, habría cambiado algunas cosas. «Tease Me Please Me» me pareció prescindible, si bien se dejaron en el tintero «Dynamite» y compensaron el punto heavy del concierto con «Hit Me Between de Eyes». También incluyeron dos solos que poco aportaron, el de Kottak, en busca de la participación de un público ya volcado con la banda, y el de Jabs, similar, pero intermitentes y, para mi, aburridos. Suerte que intercalaron «Blackout», épica, y terminaron con la aún más grandiosa «Big City Nights». Gritos por doquier y un Meine sacando las fuerzas reservadas desde el principio.

Para el bis, los clásicos inevitables y esperados por el público más casual. El lado comercial del heavy europeo que a muchos nos conquistó de críos: «Still Loving Yout» y la canción de esperanza «Wind of Change». Momentos mágicos que se consiguen gracias a un grupo sobrado de experiencia y un público entregado. Cantar esos estribillos a pleno pulmón junto a diez mil personas y un vocalista que ya es una leyenda es de esas cosas que se recuerdan durante años. Y lo mismo con la comunión final que significó «Rock You Like A Hurricane», recibida con ovaciones y gritos varios.

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Un concierto de estadio siempre implica ciertas cosas: un espectáculo vistoso de luces y pantallas, buen sonido (no en Vistalegre), una banda con un show muy ensayado y rodado y una sensación de comunión con los fans a lo grande que de otra forma no se obtiene. Con Scorpions tuvimos casi todo, y de verdad que la experiencia de disfrutar ciertos clásicos y temas cañeros de la mano de tipos tan veteranos es difícil de igualar. Dieron un concierto mejor de lo que cabe esperar de una banda de más de 40 años, hora y cuarenta y cinco minutos y con pocos altibajos. Una buena forma de despedirse de su público, la cual espero que aprovechen antes de que sea demasiado tarde.

Setlist:

Intro
Sting in the Tail
Make It Real
Is There Anybody There?
The Zoo
Coast to Coast
Loving You Sunday Morning
The Best Is Yet to Come
Send Me an Angel
Holiday
Raised on Rock
Tease Me Please Me
Hit Between the Eyes
Kottak Attack
Blackout
Six String Sting
Big City Nights
—————————————
Still Loving You
Wind of Change
Rock You Like a Hurricane

Fotografías de Raúl Beckham de Metal4All

by: Edgar

by: Edgar

A la música le dedico la mayor parte de mi tiempo pero, aunque el rock me apasiona desde que recuerdo, no vivo sin cine ni series de televisión. Soy ingeniero informático y, cuando tengo un hueco, escribo sobre mis vicios. Tres nombres: Pink Floyd, Led Zeppelin y Bruce Springsteen.

3 Comentarios

  1. jess

    Totalmente de acuerdo con la crónica. De 100. Nada que añadir.

    Responder
  2. Nacho

    los H.e.a.t también se tocaron «Downtown», si no recuerdo mal. Un TEMAZO. Completamente de acuerdo también con la crónica. Podían haber tocado en otro sitio, es la mayor pega de todas (como siempre en Vistalegre, el sonido)

    Responder
    • Edgar Corleone

      Nacho, la de Downtown también la mencioné 😉 Puede que se me pasase algún tema, ya que entré muy pillado de tiempo con todo el desastre de la entrada…

      ¡Gracias por comentar!

      Responder

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