Basta echar un ojo al underground español para encontrar propuestas de las que solemos aquejar ausencia. Aquí el blues se mueve entre salas de callejón, bandas que se dedican a la improvisación, a las versiones, y al más puro espíritu del género. Sin embargo, atendiendo al conjunto de bandas emergentes, uno se puede dar de bruces con una agrupación como Dixie Town. Blues sucio, americano y callejero es lo que ofrece esta banda viguesa. Ellos mismos presentan referencias como Ten years after, Grand Funk Railroad, Johnny Winter o Captain Beefheart, y suenan muy auténticos.
El álbum, lanzado en diciembre de 2012, supone el cuarto en su discografía de estudio, la que he de reconocer, no conocía. Me enfrento a él a ciegas, desde su Bandcamp , donde puede escucharse al completo y de forma gratuita. Su grabación, totalmente analógica, de la mano de Mike Mariconda, capta mi atención. Uno espera garra guitarrera y cuerdas que crujen, pero Dixie Town están algo más cerca de los por aquí muy venerados Three Seasons, con unas guitarras de sonido bastante similar, pero de composiciones bastante más enfangadas.
Hay espesos cortes de blues pantanoso, como «The Pills», «A Life, A Lie» o «Every Father’s son», que se extienden sobre las estructuras básicas del blues de raíces, con estribillos tardíos que siempre llegan. Ese sonido a la antigua, trae recuerdos de otro tiempo. El propio formato digital suena a vinilo, con potentes graves, reverbs y cadencias que evidencian la ausencia de Pro-Tools. Si bien siendo este el elemento que mayor encanto le aporta al álbum, la longitud de la grabación, puede desencantar a los no fanáticos del género, quienes bien disfrutarán de algunos temas sueltos de la banda, cuyo estilo hace augurar directos llenos de intensa improvisación.
No todo es pantano, y hay mucho rock americano de casette de camionero, de regusto desértico. Escuchen «Worth more than the money» y déjense llevar por unos efectos analógicos que saben dulces, un tema perfecto para una sobremesa de caballeros regada con whisky. O zambúllanse en lo sureño de «Doublecrossed» y las emotivas «Letter To My Daughter» y «Growing On the Vine», que nos transportan al porche de casa con maizal, a defender con escopeta en mano. Si no les despierta el mínimo sentimiento, despídase de la banda. Merecen esa pequeña escucha, por riesgo, personalidad, y por la curiosidad que les despierte esta humilde crítica.
O Furacán no deja de ser una zambullida en el pasado, en los orígenes del rock n’ roll. Desde su grabación hasta el estilo musical, todo trae a la memoria tiempos pasados, décadas atrás, y la verdad es que ni suena completamente a refrito, ni aburre. Es divertido, rockero y añejo, y de eso, en España, tenemos poco.
La banda se encuentra de gira presentando el álbum a través de la geografía castellana. Sus próximos conciertos son:
30 de abril – Wurlitzer Ballroom (MADRID) – Entradas anticipadas aquí , aunque en taquilla se ofrecen tickets a 12 € que incluyen el disco.
2 de mayo – Garrufa (A CORUÑA, Pontevedra, Galicia)
3 de nayo – Baranda (BARCO DE VALDEORRAS, Pontevedra, Galicia)
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