Habían alcanzado la cima con “Eye Of The Tiger”, un encargo de Mr. Sly para su tercera Rocky, cuando unos pólipos en la garganta de Dave Bickler separaron su camino del resto de la banda. Un alineamiento de planetas provocó que su sustituto fuera Jimi Jamison, un tipo que destacaba en su recién separada banda, Cobra. A una pareja de compositores en su máximo periodo de creatividad, se unió un tipo de registros vocales derrochantes de feeling. Y lo aprovecharon.
La gran mayoría de álbumes tienen relleno. Canciones trabajadas a medias, temas que jamás se venderían como single. En “Vital Sings” no sobra nada. Es un disco de cuarenta minutos, de de nueve singles, de himnos pegadizos y puzzles de pocas y bonitas piezas. Estas nueve canciones, compuestas por Frank Sullivan y Jim Peterik, son piedra angular del rock melódico americano. “I Can’t Hold Back” o “High On You” son el contrapunto al lado más complejo del rock: hechas con un par de riffes llamativos y sencillos, acolchados por teclados sintéticos y de compases básicos. Brillan por si solas gracias a las melodías tan directas y fácilmente estructuradas que ofrecen, y por los “nirvana” que alcanzan al llegar a los estribillos.
Intentar componer un disco de AOR como este es comparable a imitar la tortilla de patatas de tu abuela: tienes los huevos, la sal, las patatas y la cocina. Te conoces la receta de memoria, pero siempre te falta maestría. Esta gente la tenía (los Pride of Lions de Peterik, y la carrera actual de Jamison son prueba de que lo conservan), y la plasmó en canciones tan sencillamente mágicas y evocadoras como “First Time”, “Broken Promises” o “Popular Girl”. Todas ellas hablan de viejas canciones que suenan en la radio, de momentos a solas en el coche, de la primera vez, de rupturas y de recuerdos.
No faltan baladas de máximo, entre ellas una de las mejores de la historia, “The Search Is Over”, junto con la hace gala de preciosistas arreglos acústicos y coros femeninos, “Everlasting”. Y tampoco me puedo olvidar de esas dos exquisiteces que cierran el disco: “It’s The Singer Not The Song”, con ese registro medio roto de Jamison, a lo Lynn Turner, y uno de los estribillos más pegadizos que recuerdo, y “I See you In Everyone”, de cuyo estribillo se puede afirmar lo mismo.
No olvidaré nunca cómo este disco me abrió la puerta de un sub-mundo del rock que hace tiempo la Generación X sepultó. El AOR desapareció del mainstream, pero no así del corazón de sus fans, los más fieles que he visto en el mundillo. Imaginen cuan especial puede ser este disco, del año 1984, que escuché por vez primera a los diecinueve, y que revolucionó mis gustos musicales por completo. Mejor aún: escúchenlo.
Un apéndice: he aquí un gran recuerdo que capturé yo mismo en el último concierto que Jimi Jamison ofreció en Madrid. “Everlasting” en una interpretación única, a la altura de la leyenda.
Edgar Carrasquilla @Edgar_Corleone para Rockthebestmusic
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