¿Cuántas cosas están sobrevaloradas en esta vida?. Pues seguro que me faltan dedos de la mano, qué digo, hojas del viejo cuaderno que utilizo para apuntar movidas sin sentido que se me van ocurriendo. Y si comparamos las tuyas y las mías, igual nos echamos las manos a la cabezas, como de debe de ser, por otra parte. La uniformidad de pensamientos y gustos si que está sobrevalorada, y con toda la puñetera razón, que nos empeñamos tanto en dar el perfil adecuado, que casi nos hemos olvidado de que a este mundo hemos venido a disfrutar de camino que nos obligan a sufrir como cabrones. Pero lo que no está sobrevalorado es el sexo y no voy a admitir discusiones, porque esta reseña es mía y soy el que tiene el botón de borrar el texto a mano, como un Putin de segunda mano y altos niveles de intoxicación.
Y escuchando este «Mambo», ya os digo que Los Sex y su nuevo disco tampoco están sobrevalorados, sino que lo que me han contando de ellos iba por buenos derroteros. Los madrileños, que se pasan al castellano como vehículo universal para esta nueva andanada, nos ponen en bandeja eso que algún iluminado se ha decidido a intentar arrinconar en el mundo del Rock And Roll, canciones con gancho y diversión como puñetera ley de vida. El rollo de Los Sex es ese Rock And Roll chulesco, que no teme en coquetear con las delgadas líneas que se acercan por momentos al pop rock, para dejar que las guitarras sean las que manejen el cotarro, mientras tus pies se mueven con el suficiente ritmo para que no se te derrame una buena cerveza fría.
Se visten de macarras con todas las de la ley con canciones como «Mala influencia» o «, nos cuentan historias de noches sin parar a la vez que la dejan caer con tino en «Está bien», pero también saben como exprimir el Rock And Roll potente y subirlo a los altares en temazos como «Fuegos artificiales caseros» o «Enemigos» impregnándolas de ese tipo de melodías tan propicias para silbar todo el día e incluso aumentar la intensidad y peligrosidad con «Auténtico» que escupe fuego por cada uno de sus poros o el puñetazo en la mesa con ese riff en «Mujeres sin memoria». Tengo que reconocer que después del subidón que me propone «Auténtico», no me cuesta sumergirme en la calma calculada de «F.R.I.E.N.D.S.», un medio tiempo con ese solo tan característico de la power ballad de los ochenta dibujándose por detrás. La otra balada del disco, – o la única porque realmente la anterior es un medio tiempo – es «Sólo quedan huesos», en el que se les intuye influencias folk, por si faltaba algo que añadir. Sube el volumen y disfruta de «Mambo» colega, que vete tú a saber lo que nos depara el mañana.
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