Reconozco que desde siempre he sentido una insana – no podría ser de otra manera – atracción por el death metal, desde tiempos remotos. Su residencia y resistencia en los sótanos – excepto reconocidas excepciones – es tan habitual como inherente a su condición. Su concepción si ha ido variando con el paso del tiempo y el avance de las tecnologías. El hecho de poder grabar desde casa con un equipo óptimo e ir componiendo y recomponiendo ha acrecentado aún más el ansia de muchos músicos de poner en circulación distintos proyectos. Es el caso de Slit Your God. Banda formada por cuatro músicos españoles y uno ruso con dilatada experiencia dentro del mundo del death metal. La participación en el proyecto de un viejo conocido como Santi González hace saltar los resortes. Acostumbrado a dar vida a su proyecto Sad Eyes a través de numerosas colaboraciones, se embarca en compañía de Jordi Mora ( Avgrvnn) a las guturales, Rod ( Arthropodal Humanicide, Putreseminal Viscosity ) a las guitarras junto a Santi, Oskar ( Arthropodal Humanicide, Scrumptious Putrecence ) al bajo y el batería ruso Roman (Byonoise Generator). Con la dificultad añadida de la distancia entre músicos y la meticulosidad del artesano, presentan este e.p. titulado «Dogmatic convictions of human decrepitud), trece minutos de brutal death metal condensado en tres canciones y editado por el sello Comatose Music.
«Cult of supreme blasphemy» abre esta ímpia obra de brutal death después de una tétrica intro a base de velocidad y potencia con una batería que delimita perfectamente los niveles de brutalidad adquiridos mientras las guitarras se prestan a sus desarrollos en los que se adivinan lejanos trazos del death más black o viceversa. Otra pequeña intro nos adentra en «Dragged by the cross» consiguiendo una asfixiante atmósfera propiciada por los guturales y los rápidos desarrollos. Otra nueva intro nos deja en manos de la última canción, «Scapulars of human decay»donde quizás se hacen perceptibles influencias del death más actual aunque sin tomar ni mucho menos el mando, destacando de nuevo el juego de guitarras con un cambio brutal – valga la redundancia – aprovechando atmósferas depresivas y asfixiantes que rápidamente son golpeadas por el muro sónico que crean. Solo tres canciones, demasiado poco para un trabajo que engancha a la primera. Esperemos que Slit Your God cimenten su carrera.
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