Después de una larga penuria de conciertos por razones personales, anoche gocé como nunca con la actuación de JD Mc Pherson junto a los Straitjackets. Un matrimonio perfecto y único para el marco del Rockin’ Race Jamboree que festejaba su 25 aniversario y que como siempre traía un cartel de lujo. Sólo pude asistir a la noche del sábado con una sala abarrotada donde fans del todo el mundo se reúnen cada año luciendo sus mejores galas, el espectáculo esta tanto sobre el escenario como en la sala.
Impecable bolo de Johnny Tedesco “Considerado el primer autor y compositor hispanohablante que compuso y grabó un rock’n’roll en español”, dejando un agradable sabor el los oídos con un rock and roll clásico interpretado con mucha maestría y acompañado de unos buenos músicos, la mayoría eran de los Torontos, Agustí Burriel en los corros y una magnifica guitarra a cargo de El Lega. Perfecto para abrir bocado para la actuación de los Straitjackets que hicieron sus show entrecortado con la aparición de JD Mc Pherson que hizo disfrutar y bailar de lo lindo a la parroquia que coreó temas como “let the Good Times Roll”, una versión en perfecto español de “Lucille” y “Strychnine” de los Sonics que termino de volarme la cabeza. Mención especial para Spencer Evoy al saxo y miembro de los Torontos, que por cierto amenizaron perfectamente la mañana en la playa durante el “The Dash”.100% fun de principio a fin Se lo pusieron muy difícil a los “Hot Boogie Chillum” que eran los siguientes en salir.
El sonido de los Straitjackest fue impoluto, impecable, un contraste con los primeros temas de HBC que durante las tres primeras canciones sonaron algo enmarañados, pero cuando ya cogieron su velocidad de crucero despacharon sus temas añadiendo un nivel mas de excitación al publico. Aunque debo reconocer que su propuesta no me convenció tanto como lo que acababa de presenciar anteriormente, me recordaban a una especie de Morphine sin saxo y con composiciones mas flojas. Eso si, mención especial a su versión del “Oh Well” de Fleetwood Mac, en definitiva otra gran actuación y ya quedaba menos para ver a The Blaster.
Con la sala llena hasta la bandera, una vuelta por el esplendido recinto me fui a ver a los que preferían bailar endemoniadamente en una apartado donde no cabía un alfiler. Me recordó la película “Bailar Malditos, Bailar” aunque con la diferencia que aquí estaban todos en un trance colectivo y emanaban felicidad.
Y llegó la hora de los Blaster, y lo primero que impresiona es ver a Phil Alvin que parece una momia petrificada a la que han puesto delante del micro, y lo digo con todos mis respetos, pero cuando canta, sopla en su armónica, o nos obsequia con algún punteo en su Gretch, nada ha cambiado, no ha pasado el tiempo.
Empiezan con un tremendo “Long White Cadillac”, seguido de no un menos impresionante “Go”Go”Go” de Roy Orbinson, para obsequiarnos luego con una increíble del “Dark Night”, con esa intro que recordaba los acordes de Suzie Q y en donde Keith Wyatt enseño al respetable que no tiene nada que envidiar a cualquier guitar hero. Fueron cayendo mas temas de su discografía con alguna que otra versión de Charlie Rich (Rebound) y de Little Willie John (I’m Shaking) que entusiasmo al publico. Sensacional actuación.
Las fuerzas me abandonaron y no pude llegar a Pat Capocci, una lastima pero sinceramente una actuación que empieza pasada las 2h.30 de la madrugada ya no son para mi.
Un festival que ya tiene 25 años a su espalda organizado con mimo y con inteligencia, y que se ha convertido una autentica referencia en el mundo del rock.
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