Siempre caigo en las aventuras y desventuras de Rick Grimes, qué le vamos a hacer. Tras la 3ª y 4ª temporadas de Z Nation que fueron comentadas por AQUÍ y metido en camisa de once varas, me decidí a darle la enésima oportunidad a la octava temporada de The Walking Dead en la que la confrontación con Negan llega a su punto más álgido.
Con TWD uno ya no espera demasiado, los zombies ya no son una amenaza real como en las dos primeras temporadas, que lleguen los momentos, que digo yo, ‘de Confesionario de Gran Hermano’, son más que inevitables. La serie ya no es lo que era, se ha perdido la épica pero también se ha perdido el acierto en los guiones y la capacidad interpretativa con personajes que ya no aportan absolutamente NADA, Morgan sería el caso (cómo cambia este hombre de los primeros capítulos de la serie al desorientado esquizoide en que se ha convertido ahora…) además del padre Gabriel y otros…
Desde que finalizó la 4ª temporada con el acertado Gobernador, parece que siempre estoy enfadado con la serie de AMC y no es para menos por todo lo expuesto temporada tras temporada y que no volveré a reproducir de nuevo para no ser un plasta. Si he de posicionarme, he de confesaros que ésta octava me ha atrapado más de lo acostumbrado, más acción, más giros de guión (esperados pero giros correctos), más disputas internas y las ganas de confrontación directa con Negan y su ‘Lucille’ han hecho que no bostece y que me mantenga con cierta tensión. Bien.
La trama se centra esta vez en la guerra declarada de Alexandria, Hilltop (La Colina) y El Reino contra el Santuario del cabrón de Negan y sus Salvadores, no negaré que me han gustado las estrategias bélicas (¿quizás evitando los momentos ‘confesionario’?…), el protagonismo incipiente de personajes que demandaban su protagonismo como el implacable Simon (Steven Ogg) y el agente doble Dwight (Austin Amelio) así como los nuevos Siddiq (el vagabundo) y uno de los Salvadores que se reconvierte y pasa a trabajar con Maggie.
La muerte de un personaje básico va a dar un giro inesperado a la trama, eso sí, como siempre Rick sufrirá sus propios demonios, neuras e histerias jodiéndome como me jode que Michonne haga de ‘hombro’ en el que llorar día sí y día también con lo que este personaje ha sido en temporadas pasadas. De lo que ocurra con Negan no haré spoiler, faltaría más, pero que el grupo apunte a una separación y escisión definitiva por culpa de una decisión de Rick es lo único que atrapa en unos dos últimos episodios que devuelven el tedio y el piloto automático en donde nos quedamos en la temporada 7. Esperemos que en la novena temporada que, al parecer, apunta a que va a haber cambios sustanciales en el elenco actoral y en el desarrollo de acontecimientos, veamos ‘otro The Walking Dead’ como así están prometiendo una y otra vez sus productores y guionistas.
Flojísima, esta serie ya no tiene remedio. Lo que deberían haber contado en 4 temporadas lo están alargando demasiado con episodios enteros en los que no pasa nada y tramas de puro relleno. Además, el cómic es mucho más violento y atrevido. Cancelación YA.