Prácticamente tras la movida madrileña, cuando el Heavy y el Hard eran lo más, hubo una época en España en la que se podían ver hordas de chavales con sus chaquetas vaqueras plagadas de parches bordados con las que reivindicaban a sus bandas favoritas.
Litrona en mano revindicaban que el Heavy no era violencia, pero la mayoría de las veces aquellas reuniones terminaban como el rosario de la aurora. Vallecas era como la meca; bares y lugares de encuentro auténticos donde se reunía la peña. Hasta se vio una noche a los Slayer tomándose unas copas tras su bolo en la capital. Aquellos años, pertenecías a una tribu urbana en la que la música lo era todo y compartías charlas y cervezas en el parque. El Master Of Puppets de Metallica y/o Reign in Blood de Slayer, el Crusader de Saxon o el Killers de los Maiden; todos teníamos nuestro disco predilecto.
El heavy metal fue el perfecto contra punto a la Movida Madrileña, más enfocada hacia los modernos y los pijos. El Heavy no estaba bien visto por una sociedad aún muy terca y poco abierta de miras; pero caló en la juventud que procedía de clase obrera y del extrarradio.
Hubo una “Criatura Salvaje” en aquellos tiempos que marcó el recuerdo para siempre la historia del Heavy español, y no hablo de Azuzena Dorado que también lo fue tanto por su banda Santa, como por sus discos en solitario teniendo el honor de ser seguramente la primera mujer Española en ponerse al frente de una banda Heavy. No! Os quiero hablar de Ángeles Rodríguez Hidalgo que nació en 1900 y murió a los 93 años; la abuela rockera de Vallecas, símbolo rockero del distrito de Madrid.
Aquella mujer, a la tierna edad de 70 años nunca había prestado atención a la música rock, su vida había transcurrido siendo testigo de muchos cambios en España, como buena mujer, se ocupó de sus cinco hijos y sacó a su familia adelante con coraje sin dejarse distraer por otra cosa que la propia historia de su ciudad y la copla española que había alegrado sus tiempos mozos; hasta que un buen día su nieto quiso ir a un concierto de rock, pero no le dejaban ir solo y nadie podía acompañarlo.
Ángeles, la abuela, como toda buena abuela, no dudo en ofrecerse a acompañar a su nieto. Aquel día se le abrió un mundo nuevo de guitarras eléctricas y melenudos, una cofradía que la acogió sin prejuicios con la sola y sana intención de disfrutar de una música que le voló la cabeza y la rejuveneció de un plumazo o mejor dicho de un guitarrazo.
Ataviada de su chupa de cuero y una gorra a juego, se la empezó a ver en prácticamente todos los bolos de la capital, se convirtió en un símbolo para la juventud llevándola a ser colaboradora en programas de radio como el Buho y en Radio Cinco. Cuando tenia 90 años tuvo una sección semanal en la revista Heavy Rock “La Abuela Consulta” y salio en la portada del single de los Panzer “Toca Madera”, dicha estampa sirvió como modelo para la estatua que preside la avenida Peña Gorbea de Vallecas.
Se consiguieron los fondos necesarios con un concierto celebrado en la mítica y ya desaparecida sala Canciller, aquel día tocaron Ñu, Asfalto, Esturión y Sobredosis, además de la aportación de Madrid Rock y Mario Scasso. Aquello fue un gesto precioso de la comunidad Heavy, que quiso que nunca se olvidaran de aquella “Criatura Salvaje”, luchadora y símbolo de la tolerancia y la unión de toda clase de gente bajo la misma bandera; la de la música.
Lamentablemente unos imbéciles vándalos le rompieron los dedos a la estatua y aquella peineta que tan orgullosamente lucía su esfinge, se convirtió en algo parecido a el saludo comunista, cosa que tampoco hubiese desagradado a la abuela. Años después, se reparó dicho desperfecto y hasta día de hoy se puede disfrutar en todo su esplendor de una de las esculturas mas emblemáticas de rigurosa visita para cualquier amante del Heavy.
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