Hoy en día se está extendiendo esta sana costumbre de lanzar E.P’s a nivel ‘underground’ más que nunca, al igual que el mercado del Single y los E.P.’s compartidos, y no es de extrañar, la gran mayoría de bandas de rock’n’roll que nunca llegarán a probar las mieles del ‘mainstream’ tienen que ganarse las lentejas de algún modo y refrescar su repertorio de directo con frecuencia, ya que su sustento principal, por desgracia, se encuentra en el escenario y en la venta de su merchandising y no en vender discos.
Sacar, en definitiva, un 7» con unos cuantos temas potentes y sin cortes de relleno se ha convertido en algo efectivo pero sobre todo más barato que hacer la gran inversión en un LP y de eso saben muy mucho el 90% de las bandas de hoy en día.
Antes de reseñar el nuevo artefacto, dejemos que ‘la bruja nos haga la señal’…¡¡¡a ritmo de Playmovil!!!…
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Como os comentaba más arriba, los E.P.’s están de moda, es un hecho, y con estos americanos formados por Theo Mindell (vocals, percussion), Mark Thomas Baker (guitar, moog synthesizer), Carter Kennedy (drums) y Keith Nickel (bass) se demuestra pues, desde su primer y homónimo 7» en 2009, de siete trabajos discográficos tan sólo dos son álbums en toda regla como Capricorn (2011) y The Mouth of Madness (2013) y los demás son ‘Extended Plays’.
Pues bien, Sign of the Witch (2015) es el nuevo hijo bastardo de estos hippies amantes de la música más oscura, tenebrosa y ‘retro’ 70’s que te puedas echar a la cara. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que Orchid son los Black Sabbath del S.XXI incluso por encima de Cathedral o Corrosion of Conformity en cuanto a ‘evocar-recrear-invocar’ los riffs y las atmósferas de la banda de Ozzy y Iommi sin caer en el mimetismo, ni tan siquiera en el plagio, como muchos intentan tildar a esta magnífica banda. Nada más lejos de la realidad, ¡por Belcebú!…
El E.P., como era de esperar, se me hace cortísimo, se nota que han puesto toda la carne en el asador con CUATRO TEMAZOS, ¡así de claro!, nada de composiciones de relleno, nada de temas que se quedan a dos aguas intentando tan sólo emular sin gracia, resumiendo, cuatro zambombazos tenebrosamente setenteros con mucha variedad de sonido entre ellos zambulléndose en ese ‘doom metal’ sabbathico que tiene más que ver con el ‘hard rock’ que con la música extrema y el ‘black metal’.
Para empezar, la primera en la frente, «Helicopters» te va a recordar tanto a «War Pigs» que un cosquilleo te debería recorrer la nuca sintiendo al Diablo bien cerca, la banda no esconde su influencia principal pero estas canciones tienen alma propia y este corte es tremebundo y oscuro. Le sigue el divertido y de tintes ‘prog rock’, «Join The Tiger», con unos punteos acojonantes y unos cambios de ritmo que tumbarían a cualquiera. Viene ahora «Sign of the Witch» y es ahora «Fairies Wear Boots» el tema que, irremediablemente me viene a la cabeza pero, ¿Qué coño más da?, ¡esto suena de miedo!, un riff hiper-mega-doom salido de las ‘gónadas’ de Iommi pero tocado y cantado con el absoluto convencimiento de que son grandes y con la oscuridad sónica y lírica perfecta para invocar a las brujas. El último corte también es una delicia, «Strange Winds» deja de lado el poder ‘riffico’ para adentrarse en terrenos ácidos y acústicos, a medio camino entre The Doors en la sonoridad instrumental y el «Planet Caravan» en la vocal con la hipnótica interpretación de Theo Mindell recreando la garganta del Madman en sus mejores tiempos.
Y hasta aquí, si buscas a Baphomet, y eres un pirado de las atmósferas fétidas pero con mucho ‘groove’ setentero este es tu disco para estrenar el Otoño…
Así se las gasta la banda en directo…
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