Otro grupo que llega a mis manos y que confirma que algo se está moviente en la península. Un trío que nos llega de Catalunya y que se hace llamar Volans. No sé si el nombre lo han tomado de Volans, el “pez volador”, que es una constelación que sólo se puede ver desde lugares del hemisferio sur terrestre, Pero si es así, le va como anillo al dedo a su música, ya que facturan una constelación de sonidos cautivadores y atrayentes.
El trío, antaño miembros de la disuelta banda de metal HOM, busca un sentido común en el sonido y el planteamiento de sus canciones. Este disco, en realidad, no es su primer trabajo; ya por 2011, gracias a una campaña de crowfunding y de Radix Records y Distri Comú, editaron Geografías del Olvido. Sólo incluía cuatro composiciones, pero ya dejaban al descubierto por donde iban a ir los tiros. De Prop es, pues, su puesta de largo, y lo hacen grabando en directo en los estudios La Atlántida de Barcelona.
A primera vista y sin haber escuchado el disco, uno se encuentra con una presentación cuidada. Tras introducir el cd en el lector, nos invade una música. Una música que mezcla un rock instrumental con destellos de jazz y la psicodelia más delicada y melancólica. Desde que suenan los primeros acordes de “Nadar” me invade recuerdos del Third de Soft Machine, posiblemente por ese saxo de Daniel Saris que otorga al tema una calidez genuina. Algún brillo de bandas de los setenta como Iceberg y Guadalquivir también percibo como influencias positivas.
“Joaquim” suena más contemporáneo, una composición aérea, con una guitarra que comulga entre las de Vini Reilly de The Durruti Column y el Steve Hillage de Gong. Con “Eudald” seguimos surfeando sobre el sonido que sustenta la guitarra de Hug Bonnet perfectamente asociada al bajo y a la batería de Eduard Rosello y Lluis Campos respectivamente. Con ellos adheridos en impecable simbiosis, llegamos al ecuador del disco. En “Iris” el trío Volans sigue con la misma dinámica etérea e hipnótica, creando paisajes sonoros que no desentonarían en alguna filmación. Un horizonte en blanco y negro en donde pinceladas de colores se infiltran como rayos de sol. Los crescendos son embriagadores y puros, pasando del sosiego al desasosiego sin apenas pestañear. Van pasando los temas “Lars”, “Ursula”, y “Heura” y caigo en que prácticamente cada tema tiene nombre propio.
Y esto es fundamental, porque cada corte tiene su propia personalidad aunque vayan unidas por un mismo hilo conductor. ¿Post rock, como gusta llamar ahora a este estilo? No: sencillamente, ¡buena música!
0 comentarios