“Amorphis” regresa con nuevo disco, tras su estupendo anterior álbum “Halo” (del que han pasado tres años). Su título es “Borderland” y con él los finlandeses, sin dejar de ser ellos, varían un tanto al presentar un trabajo más relajado y cercano al progresivo que al death melódico y el doom con el que lograron altas cotas.

Ejemplo claro es el primer corte “The circle”. Un buen arranque aunque apenas Tomi Joutsen practique el gutural, salvo en un breve momento, acercándose más al progresivo de unos, por ejemplo, Katatonia.
Más duro es “Bones” donde las estrofas sí son en gutural para desembocar en un estribillo melódico “marca de la casa”. También se nota un deje oriental y un punteo más marcado en sus casi cinco minutos de duración.
“Dancing shadow” comienza con predominio de la guitarra (gran trabajo durante todo el “Borderland” a las seis cuerdas para Esa Holopainen (como principal) y Tomi Koivusaari (a la rítmica)) al que pronto se une el teclado de Santeri Kallio en una canción melódica (de nuevo con algún mínimo apunte gutural) pero con un ritmo, sobre todo en el estribillo, bastante reconocible en Amorphis.
Y de uno de los más movidos al más reflexivo y relajado “Fog to fog” que se acerca al medio tiempo, con la base rítmica de Jan Rechberger a la batería y el bajo de Olli- Pekka Laine muy marcado.
Fuerte contraste en el inicio de “The strange” entre voz y música aunque pronto vuelve a terrenos más melódicos y progresivos. Una dicotomía que funciona, entendiendo que “the strange” fuese la primera presentación del “Borderland” pues es lo que el seguidor de Amorphis está acostumbrado a escuchar.
“Tempest” continúa con las constantes de todo el LP, demostrando la capacidad de la banda para crear atmósferas evocadoras. De nuevo, progresivo suave en la línea de Katatonia y carencia de guturales para un Joutsen mostrando sus innegables dotes de barítono, cercano al gótico.
“Light and shadow” es otro buen tema que confirma que estamos ante uno de los álbumes más suaves, o por lo menos menos brutales, de la historia de los escandinavos. Lo que es seguro es que menos que el anterior “Halo”. Lo cuál no es mejor ni peor.
“The lantern” nos va acercando al final de los poco más de cincuenta minutos de duración del disco. De nuevo, un inicio en medio tiempo que va en “crescendo” hasta un estribillo con un bello riff de guitarra y Joutsen en modo gutural. Destacable la atmósfera creada por el sintetizador en uno de los cortes más interesantes.
El homónimo “Borderland” posee la estructura más progresiva del listado junto a un ritmo cadencioso de tono folk nórdico. Eso sí, a su modo que nos lleva sin remedio a la despedida (nunca mejor dicho) con “Despair” que mantiene el buen tono exhibido en un trabajo sorprendente en la trayectoria de Amorphis pues sin dejar de ser ellos, sí que innovan en su ya longeva carrera.




















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