A pesar de haberse estrenado como una película en cines, Companion podría ser un episodio de Black Mirror ensanchado hasta alcanzar los 97 minutos. Así, sin rodeos, os lo digo. La premisa de Companion podría parecer familiar: una escapada romántica en una cabaña junto a amigos deriva en caos y violencia. En este caso todo se desmorona cuando descubrimos que Iris, la novia ideal no es exactamente lo que parece. Es una compañera robótica programada para amar incondicionalmente a su propietario.

Sophie Thatcher, como Iris, es lo más destacable de la película, esta joven promesa ya nos sorprendió en Heretic y ahora nos da otra buena muestra de su talento ante las cámaras. Jack Quaid, en su eterno personaje de pardillo metido en líos, representa ese modelo de masculinidad frágil cuyo ego herido será el detonante del desastre. Lo interesante es que, a diferencia de los capítulos de Black Mirror, Companion no tiene moraleja, es un puro divertimento. No te invita a a filosofar sobre la IA o la miserable condición humana. No es Her, ya le gustaría.

En lo formal, el director Drew Hancock está correcto: su debut juega con el thriller psicológico con toques gore mientras consigue un equilibrio muy agradable. ¿Es un capítulo extendido de Black Mirror? Sí. ¿Se deja ver? También. Pero poco más. Le falta esa ironía y esa mala baba que la hubieran convertido en un buena película.




















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