Únete a mí,
ven conmigo, niño
y escucha, hurga, atraviesa
mi vieja sombra adormecida.
Mi sombra está mudando de piel,
he estado rascándome las costras otra vez.
Estoy deprimido rebuscando, atravesando
mis viejos músculos en busca de una pista.
Me he arrastrado sobre mi vientre,
superando lo que podría haber sido.
He estado revolcándome con mis propias fantasías
confusas e inseguridades,
esperando que algo me ayude a cruzar al otro lado
o una palabra que me guíe por dentro.
Quiero sentir esos cambios que se avecinan,
deseo saber qué he estado escondiendo.
Bajo mi sombra,
mi sombra,
el cambio llega a través de mi sombra.
Mi sombra
muda de piel,
he rascado
mis costras otra vez.
Únete a mí,
ven conmigo, hijo mío.
Mi sombra
se acerca más al verdadero sentido.
Me he arrastrado sobre mi vientre
superando lo que podría haber sido.
He estado revolcándome con mi propias caóticas
confusas fantasías e inseguridades.
Quiero sentir cómo el cambio me consume,
sentir cómo lo de afuera se vuelca hacia dentro.
Deseo sentir la metamorfosis y
la purificación de lo que he soportado.
Sombra mía,
sombra mía,
el cambio se avecina,
es mi momento,
escucha mi memoria muscular,
contempla a qué me he estado aferrando.
Cuarenta y seis más dos delante de mí.
Elijo vivir y
crecer, dar y tomar,
moverme, aprender y amar,
llorar, matar y morir,
ser paranoico y
mentir, odiar y temer, y,
hacer lo que sea necesario para avanzar.
Elijo vivir y
mentir, dar y matar, y,
morir, aprender y amar, y,
hacer lo que sea necesario para avanzar.
Veo mi sombra cambiar,
estirándose hacia arriba y sobre mí.
Ablanda esta vieja armadura,
espero poder despejar el camino
atravesando mi sombra,
saliendo hacia el otro lado.
Adéntrate en esa sombra,
cuarenta y seis más dos están justo frente a mí.
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