Llegamos al recinto gracias a unos autobuses que te llevan hasta sus puertas. Una esmerada organización, indicaba por dónde pasar y tomar algo antes de que comenzase el concierto. Un recinto bien preparado con barras de bar por todas partes en el que bullía la gente con ilusión por ver a una de las bandas de pop rock que más caminos han abierto de manera bella en la existencia, Duran Duran.

El crepúsculo se imponía a medida que avanzaba el reloj aportando una bella imagen del cielo sobre el cartel Auditorio de Marbella. Un recinto entre montañas que me recuerda a donde se sitúan los ibones en el pirineo, perfecto para potenciar la acústica de sonido que estábamos a punto de comprobar.

A las 22:00 pm, con puntualidad británica, se ponían en marcha las pantallas que teníamos delante con una imagen de la Tierra vista desde fuera y una nave espacial que iba acercándose cada vez más mientras sonaba la intro Velvet Newton del disco del 2022, Future Past. Simon Le Bon, Nick Rhodes, John Taylor y Roger Taylor entraban andando al escenario y la gente, que provenía de muchos puntos del globo terráqueo, estallaba en gritos de bienvenida. Así, con mariposas en el estómago comenzaba el concierto.

Una canción que daba paso a Night Boat, otra melodía esta vez del último disco de 2024. Canción en la que Nick Rodhes, el teclista, demostraba su gran capacidad como químico experto en combinar los sonidos característicos de una banda que llevamos escuchando muchos años. De esta manera Simon Le Bon, comenzaba a calentar una voz que está completamente en forma. De esta forma lenta parecía que íbamos en la subida pausada de una montaña rusa en la que íbamos a vivir todo tipo de emociones.

Comienza Wild Boys, y todo el público se puso en pie. Una posición que ya no se abandonaría en todo el concierto debido a las subidas de adrenalina que provocaban todas las canciones que se iban a suceder. Así, bailando y cantando, el público se hermanaba con los británicos de manera total.

Y seguidamente, sin tiempo para respirar, comenzaba el mayor hit de esta banda. Hungry Like the Wolf. El público se volvía loco por esa corriente eléctrica que sube desde la espina dorsal y recorre todo el cuerpo convirtiendo los brazos y las piernas en látigos.

De nuevo otra descarga eléctrica con A View to a Kill, la banda sonora de la película Panorama para matar, de James Bond. Solo que nuestro Bond, hoy era Bon, Simon le Bon y sus agentes secretos del amor, a la que le siguió la bonita Invisible, del dísco reciente Future Past.

Y de repente, la suerte nos hizo un guiño. Un ruido extraño en la parte alta de las gradas frente al escenario, hizo dudar de la seguridad al personal del evento y todos los que estábamos en esa parte de las gradas fuimos trasladados a la parte de abajo, frente al escenario. Así pues, mientras sonaba Notorious, otro de los mayores éxitos de la banda, veíamos estupefactos y a unos diez metros de distancia a John Taylor, el bajista, junto a sus compañeros.

El resto del concierto fue apoteósico. Se sucedía Nite-Runner, una bonita melodía con unos sonidos adictivos de teclado y bajo eléctrico, que te ponía a mover los pies sin poder evitarlo. Una melodía que iba unida a otro de los mayores éxitos, All She Wants Is, del disco Big Thing. La gente gritaba y se bamboleaba al ritmo de esta canción como si no hubiese un mañana.

Evil Woman una canción con un ritmo de dance de los ochenta que es un cover de la ELO, comenzaba a sonar y el público la cantaba a coro con los ingleses, la comunión con el público era total. Todas estas canciones nos recordaban los buenos tiempos de la juventud. Una época que los que estábamos allí no habíamos olvidado y ahora, gracias a Duran Duran con su nave del pasado estábamos volviendo a recordar con una mezcla de nostalgia y alegría incontenible.

Simon, hizo una pausa para criticar nuestra sociedad. Una sociedad que en general va rápida a la destrucción, a la desolación. Era el momento idóneo para Ordinary World, otro de los himnos de la banda que ha sonado muchísimo en todo el mundo.

Posteriormente, sonaba Come Undone, también con Anna Rose y su magnífica voz, sin olvidarnos también de Rachael O’Connor, una bellísima canción con una letra muy poética que plasma el desamor como pocos saben hacer. Parece ser que los de Birmingham han experimentado el amor de muchísimas formas. Se han atrevido a seguir amando a pesar de todo. Y gracias a eso nos han brindado estas canciones que son ya una guía incuestionable en nuestras vidas.

Damos un salto en el tiempo y nos encontramos con (Reach Up for the) Sunrise, del disco Astronaut. Subimos las revoluciones otra vez con una canción movida que volvía a hacer levantarse al público sin poder contenerse a la que le seguía Planet Earth y la conocidísima The Reflex. Otro éxito que la gente tarareaba dejándose la voz.

Y llegaba el turno de White Lines (Don’t Don’t Do It) Una canción de la época incial del break dance que es un cover de Grandmaster Melle Mel. Una preciosa melodía con un ritmo muy pegadizo que provocó una euforia general que seguiría en su punto álgido con Girls on Film y Psycho Killer, el cover de Talking Heads.

Con estas últimas canciones se despedían de Marbella, pero la gente quería más, nos agarrábamos a la felicidad con uñas y dientes. Todos queríamos vivir en el amor, en ese regocijo que provoca la buena música, queríamos que esa fuese nuestra casa, nuestro hogar. Los británicos volvieron para darnos un par de alegrías más. Comenzaban a sonar Save a Prayer y Rio, las dos del disco Rio, la primera con ese característico sonido de sinte que maneja perfectamente ese sabio químico del sonido que es Nick Rhodes, embajador de Roland y después otro de los mayores éxitos con el que abren el disco del año 1982.

La experiencia de un concierto es la más real en cuanto a la música. No somos nosotros los que nos acercamos a ella. Son los músicos los que se acercan a nosotros para contactar, para contarnos cómo son esos caminos descubiertos fuera de lo gris. Así, cuando se van y nos volvemos a quedar solos, nos entra esa melancolía, esa nostalgia en futuro por querer verlos otra vez. Pues vivimos ese amor que se paseó por encima de las más altas montañas y escondió su rostro, otra vez, entre un montón de estrellas.

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

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