La obra entera de cualquier artista
es un testarudo consumirse, la ceniza
de lo que ha sido, ese intento inalcanzable
de vivir como lo hace cualquier persona
que no escribe la vida.
La obra entera de cualquier artista
es un testarudo consumirse, la ceniza
de lo que ha sido, ese intento inalcanzable
de vivir como lo hace cualquier persona
que no escribe la vida.
Esos pequeñitos cúmulos de entusiasmo alado —los pájaros, me dicen que otra vida es posible. Que siga persistiendo hasta que mi canto resuene en todos estos muros que hoy me rodean por dentro.
La soledad tranquila de Karmelo Iribarren es como una gran sala blanca con el horizonte interminable. Como la casa de Dios. Me gusta leer a Karmelo cuando la mente se vuelve lodo, porque es un poeta que nombra de manera sencilla la realidad que le envuelve. Hay poetas...
Sentado en una terraza, en la calle, veo a la gente pasar cruzando, rozándose, ignorándose en igual medida. Cuán cerca y lejos estamos de los demás.
Siempre he perdido, pero vislumbrando el futuro como esperanzador. Ahora, mi tiempo se va acabando y descubro aun así que esa luz continúa, añadiéndose tiempo al tiempo —faro que alumbra desde el norte—, más allá de la adversidad, más allá de esta vida....
Cuántas capas tiene la realidad; realidades que tapan otras realidades, falsedades que ocultan —a su vez lo real—, más profundas, invisibles para cualquiera que no se lo pregunte. Cuántos muertos ignorados, desposeídos de su yo entre esas vetas escondidas....
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