Cuando ya nadie esperaba nada de Dreamworks (los de Shreck y Kung Fu Panda) en 2024 no ha llegado esta pequeña joya en forma de película llamada El robot salvaje. No es que su mensaje sea especialmente novedoso (que la familia es lo más importante, que hay luchar por superarse, etc) sin embargo… está hecha con una singular mezcla de ternura y humor negro que me ha encantado.
Detrás de El robot salvaje está Chris Sanders, co-director de Lilo y Stitch, Los Croods o Cómo entrenar a tu dragón y que se lanzó a la dirección en solitario con aquel film de Harrison y un perro hecho con CGI del que creo que nadie se acuerda. Gazapos a parte, Chris Sanders nos ofrece con El robot salvaje un film visualmente tan deslumbrante como hermoso. Esta historia de un robot que es entregado en una isla es toda una experiencia visual. Pero más allá de los prodigios de la animación por ordenador, hay que destacar el corazón que rige con pulso firme la historia. Admito que se me arrasaron los ojos en más de un momento (para regocijo que mis hijos) y que la historia me tocó la fibra sensible. Soy así. Igual disfruto con las cuchilladas de un slasher que me pongo a llorar con un robot y un ganso. Me gustó además que en el film se se habla y hasta se bromea con la muerte como algo inevitable en la naturaleza. El personaje del zorro es todo un hallazgo y uno de los mejores secundarios que hemos visto en una película de animación en lustros. Me gustó también mucho cómo se aborda el tema de la exclusión social por el mero hecho de ser distinto. Es imposible que el personaje del robot protagonista no nos recuerde a otros seres artificiales del cine, desde el HAL 9000 de 2001 a Wall-e, aunque el guión le imprime una personalidad y una ternura propias.
El único problema de El robot salvaje consiste en que pierde fuelle en su segunda mitad. Con una primera hora prácticamente perfecta, yo la hubiera dejado así. Quizás hubiera quedado un poco corta, lo admito, pero la historia ya estaba narrada con resultados más que dignos. Sin embargo, el film se alarga 40 minutos más y las tramas que se introducen resultan menos atractivas, perdiendo el conjunto bastante interés. Aun así, El robot salvaje es un film muy recomendable para toda la familia. Ya sabes: los pequeños la disfrutan y los adultos no se sienten insultados.
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