Una de las citas estivales para los amantes del rock en el Campo de Gibraltar en el San Rock, festival gratuito de un día que llena de sonidos rockeros y heavies la localidad de San Roque que por su ubicación llevó gente de los alrededores y de las provincias de Cádiz y Málaga, sobre el escenario colocado en la Plaza de las Constituciones, justo enfrente de la fachada del Ayuntamiento de la villa gaditana.
En este 2024, el cartel ofrecía a kathew, Hora Zulú y, como principal reclamo, El Drogas aunque como aperitivo un pinchadiscos de nombre DJ Heavy ofrecía una sesión donde predominó el nu metal y clásicos de Metallica o Pantera. Correcto.
Los primeros en “abrir fuego” fueron los algecireños Kathew, con su Groove metal bien elaborado, perfectamente vestidos para la ocasión con camisetas con el logo del grupo y algo que se agradece muchísimo como es el sintetizador en directo. Nos desgranaron temas de su disco “D Generation XXI” como el homónimo o una “Insurrección” que sonó genial y una divertida versión del “Smack my bitch up” de Prodigy. Gustaron, su sonido fue bueno y el hecho de tocar cerca de su casa hizo que una parte importante del público se supiese las canciones. ¿Qué más se puede pedir?
El protagonista de la noche era El Drogas, con un set list celebrando cuarenta años de Barricada. Por supuesto, fue el concierto más numeroso y el más veterano pues los coreos de las canciones llegaban por gente que superaba con amplitud los cuarenta años.
La última vez que vimos al ex bajista y voz del grupo navarro más importante del rock urbano cerraba con “Azulejo frío” de Txarrena pero en esta ocasión todo se centró en repasar la historia de Barricada, comenzando por “En la silla eléctrica” y “Esperando en un billar”. Primer gran momento con “Barrio conflictivo” dedicado a la Txantrea, su barriada en Pamplona donde comenzó la leyenda.
La banda sigue siendo de envergadura, con los que acompañaban a Enrique Villarreal en Txarrena, con el paisano de Koma, Brigi Duque a la batería, Eugenio Aristu al bajo y Txus Maraví a la guitarra, un músico con alma punk pero que por estética parece de una banda indie.
Los temas siguen sonando, haciendo recordar a los presentes tiempos si no mejores por lo menos más sencillos como “Lentejuelas”, “Deja que esto no acabe nunca”, “Problemas”, “Víctima”, “La hora del carnaval”, “No sé qué hacer contigo”, “Tentando a la suerte” o “Cuidado con el perro”. Todo un cancionero donde van enlazando los diferentes cortes sin apenas hablar ni presentarlos, ya que como dice El Drogas lo mejor es tocar cuanto más mejor.
Grandes momentos se viven con “todos mirando”, “Okupación” o “Bahía de Pasaia”, donde se narra un acto policial de supuesto terrorismo de Estado que acabó con cuatro miembros de una escisión de ETA muertos, pero la traca estaba preparada para el final con una apoteosis en forma de “Balas blancas”, “No hay tregua”, “Esta es una noche de Rock & Roll” (aquella que sonaba en el bar guipuzcoano de un clásico del cine quinqui como es “27 horas” de Montxo Armendáriz), “Animal caliente” y “En blanco y negro”. Quizás el único pero que se puede poner a un buen concierto es que Enrique Villarreal nos hizo cantar al público en exceso.
Y para cerrar los granadinos Hora Zulú, con su mezcla de hip hop y metal, bautizado de forma acertada como rapcore aunque con múltiples fusiones pues su guitarra Paco Luque llegó a tocar con Fausto Taranto o Enrique Morente, lo que les hace tener una rama flamenca que se puede observar en “Andaluz de nacimiento”.
Su sonido fue el menos positivo de la noche, lo que hacía que a su vocalista Aitor Velázquez no se le entendiera del todo bien por lo que no pudimos difrutar en plenitud de cortes como “El más solo del cementerio” o “El veneno de la serpiente”.
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