Ya el cuerpo se empieza a resentir por lo que se antoja fundamental quedar con los amigos a comer en alguno de los restaurantes de Zamora y alrededores. Eso sí, si uno quiere llegar al principio hay que pensar en el horario europeo más que en el español.
Pero merce la pena si la primera banda son los divertidos Atomic Megalodon, unos zamoranos que practican un psychobilly en formato trío, con su contrabajo como mandan los cánones. Tras ellos, otra media hora a dos clásicos de los festivales como es el folk metal castellano de Ars Amandi y el power metal con tintes de Edgar Allan Poe de los valencianos Opera Magna.
Interés por lo exótico lo de los andorranos Perséfone, death metal con progresivo que funcionó a la perfección y que sirvió de perfecto aperitivo a unos referentes en lo suyo como son los polacos Decapited, brutal death metal pero ejecutado con una técnica sorprendente por su guitarra Vogg. Una hora que siendo tarde nos llevó la oscuridad.
Tras estos sonidos tan agresivos, Leo Jiménez puso algo más de relax aunque demostrando que es una de las mejores voces que ha dado España. Su repertorio transita entre sus canciones actuales y buena parte de su pasado con otros proyectos como 037, Saratoga o Stravaganzza. Nadie puede reprochar nada a su puesta y presencia escénica. Además con los fichajes de dos ex mago de Oz como son Zeta y Patricia Tapia.
Y tras ellos, uno de los “caramelos” del festival como son los británicos Paradise Lost. Siguen siendo gélidos en directo, sobre todo con un Nick Holmes que apenas se mueve del pie de micro aunque escuchar a Gregor Mc Kintosh con las seis cuerdas en su placer. Y más si solo tienen una hora de actuación pero es difícil resistirse a una colección de éxitos del calibre de “Enchantment”, “Pity of the sadness”, “As i die”, “Faith divided us- Death united us”, “Forever failure”, “Say just words”, “Embers fire” o “Ghost” que aunque sea de su último trabajo tiene pinta de convertirse en clásico inmediato.
Y otros que llevaban el metal de toda la vida por bandera son KK’S Priest, la unión de KK Downing y Tim “Ripper” Owens. En su hora y cuarto repasaron su disco con cosas como “Hellfire thunderbolt”, “One more shot a glory”o “Raise your fist” con joyas de Judas Priest, bien cuando Owens era vocalista como “”The ripper” o “Burn in hell” con otros patrimonio inmortal del heavy como “Breaking the law”. Buen nivel tanto en la voz como en la banda, demostrando el sabor añejo que nunca pierde fuelle.
Y como “cabeza” del día Avantasia, el mega proyecto de Tobias Sammett aunque en esta gira se eche de menos a alguien tan fundamental en la banda como Oliver Hartmann. También nos falta Eric Martin y esa noche Ronny Atkins pero fueron suplidos por gente del calibre de Bob Catley o Adrienne Cowan (vozarrón el suyo) junto al mayor protagonismo de Herbie Langhams y las gratas sorpresas de Ralf Scheepers y Tommy Karevik. El repertorio es ya conocido por casi todos sus seguidores con momentos álgidos con “The scarecrow”, “The story ain´t over”, “Alchemy”, “Invincible”, el tema homónimo y el final coral con “Sign of the cross” y “The seven angels”. Dos horas y cuarto emocionantes y con un escenario espectacular.
Y más buenas vibraciones con The Halo Effect, la superbanda creado por los miembros de In Flames con Mikael Stanne de Dark Tranquility de vocalista. Cualquiera que les guste las formaciones “madre” lo disfrutará porque la propuesta es similar. No inventan nada dentro del death metal melódico pero a cualquier seguidor de estos ritmos podrá criticar un disco tan interesante como “Days of the lost”, del que se nutrió la totalidad de su hora de actuación.
Tras los suecos cerraban Gigatrón, todo unos especialistas en acabar festivales formando una gran fiesta. Los de Charly Glamour siguen siendo divertidos y pocosse resisten a “El barco de colegas”, “Apocalipsis molón” o “Rebeldes de cuero”. Un broche de oroa un Z Live cada vez más asentado y con mayor público.
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