Los cazafantasmas ha sido una saga irregular con picos de éxito y fracaso, tanto a nivel artístico como de taquilla. En estas semanas anteriores hemos podido ver las cuatro entregas precedentes con un balance no unánime pues la primera de Ivan Reitman funcionaba a todos los niveles teniendo un destacado trío protagonista y unos secundarios de lujo, seguida por una secuela muy inferior dirigida también por Ivan Reitman. Lógico que viendo la caída en calidad no se realizase una tercera hasta varias décadas después donde se volvía a intentar algo parecido pero con un elenco femenino aunque la cinta era fallida desde el inicio a la conclusión pues su intento de comicidad se basaba en copiar chistes de la primera y un humor escatológico junto a un reparto imposible. Tras el fiasco, hace unos años el hijo de Ivan, Jason Reitman retomaba la franquicia elevando el nivel, merced a unos personajes simpáticos y un conflicto dramático interesante.
Ahora Reitman deja las labores de dirección, tomando las riendas uno de los guionistas Gil Kenan con el reparto de “Más allá” y de las primeras de los ochenta, salvo el fallecido Harold Ramis. El resultado no es tan brillante como las dos mejores pero sí supera a las más flojas.
En esta ocasión tenemos al nuevo equipo mudado de Oklahoma a Nueva York e instalado en la antigua estación de bomberos donde residían los cazafantasmas. Por una suerte de catastróficas desdichas se desata una antigua deidad maligna que desea acabar con el mundo de los humanos creando el imperio helado al que alude el título. Para ello se debe unir con los primeros cazadores de espectros para acabar con la horrible entidad. Mientras tanto tenemos el primer amor de la inadaptada nieta de Sprengler, el conflicto paterno filial del irresponsable profesor, la mayoría de edad del hijo mayor y una madre coraje que intenta hacerlo lo mejor posible. Junto a ellos, como alivios cómicos tenemos a Dan Aykroyd, Bill Murray y el “amo del fuego”, un joven indio que encarna a la moderna versión del “amo de las llaves” de las anteriores.
Un guion que juega con una historia ya conocida y multitud de homenajes a la franquicia y otras películas de terror. No sólo aparecen los “mashmallows” o el fantasma tragón sino que podemos encontrar puntos de la cueva de M en James Bond, “Expediente Warren”, “Saw”, “Christine”, “Hellraiser”, “13 fantasmas” o “La mosca”.
Un compendio irregular pero que mantiene el interés en las dos horas de metraje. Un par de buenas secuencias de acción (los leones de la biblioteca y la playa en Coney Island) y un reparto que funciona, sobre todo Mc Keena Grace apoyado por Paul Ruud, Dan Aykroyd, el alivio cómico de Kumail Nanjiani y en menor medida por Carrie Coon y Finn Wolfhard, dejando como brindis al pasado las apariciones de Bill Murray, Ernie Hudson y Annie Potts.
Cine de evasión, entretenido, fácil de ver pero también de olvidar.
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