“True detective” es uno de los grandes éxitos de la televisión moderna, a la altura de las mejores producciones de HBO. Una primera temporada convertida en un clásico inmediato, sobre una investigación criminal en varias líneas temporales por dos policías opuestos pero que en el fondo trataba sobre no quedarse solo en la vida. Tener amigos, familia. En una palabra, socializar. Su continuación fue vapuleada pero pensamos que fue infravalorada, si bien es ciero que no llegaba a los límites de excelencia de su predecesora por lo que volvieron al canon inicial en su tercera entrega.
Ahora, nos ofeecen su cuarto capítulo que lleva por título “Noche polar”. Otro sórdido caso de asesinato en la Alaska profunda donde dos inspectoras tendrán que descubrir el horrible crimen, enlazado con otro caso sin resolver del pasado, sus traumas y su comportamiento antagónico. Hasta ahí las similitudes porque el resto es puro dislate.
Quizás el problema sea que su creador Nic Pizzolatto ha desertado de escribir el guion y la dirección tampoco ha sido otorgada a talentoso realizadores como Cary Joji Fukunaga o Jeremy Saulnier. La encargada de las dos labores es la mexicana Issa Lopez que ha decidido enmendar la plana a Pizzolatto y otorgarle otro tono. En el aspecto positivo, la interpretación de una envejecida Jodie Foster y la fotografía nocturna de Florian Hoffmeister, filmada en Islandia simulando la noche perpetua del invierno en Alaska. Poco más salvable.
Su historia está repleta de metas secundarias sin resolver, algunos “deus ex machina” delirantes y un final que entra de lleno en la antología del disparate. Aquí no tenemos esos diálogos pseudo-filosóficos de Pizzolatto sino mujeres duras, curtidas en mil batallas, groseras y que dominan a cualquier persona. Ejemplo claro es el personaje de Kali Reis que no cambia el rictus de la cara, en permanente estado de enfado (incluso practicando relaciones sexuales). A partir de ahí, un montón de lugares comunes, una historia fantasmal que queda en el aire y una dirección tan mecánica como previsible.
Es una lástima que enfanguen el buen nombre de una de las series señeras de la compañía estadounidense pero en estos tiempos que nos ha tocado vivir los responsables de estos desatinos parecen empeñados en enmendar la plana a obras maestras tanto pasadas como contemporáneas. Por lo menos, agradeceríamos que fuesen productos entretenidos o bien hilados pero esta “Noche polar” refleja bastantes de los errores de planificación de estas producciones, más empeñadas en ofrecer un discurso ideológico “de moda” que en intentar trascender.
Además es impresentable comprobar como finales como éste bordean, tal vez entren de lleno, la comedia involuntaria. No es la primera vez en esta semana que me encuentro con algo así pues no hace demasiado pudimos ver la precuela de “Los juegos del hambre” donde también acabamos sonrojados ante las soluciones argumentales y de personajes que ofrecían en pantalla.
Confiemos que si deciden dar “luz verde” a una quinta temporada regrese Pizzolatto al guion (en esta aparece como productor ejecutivo pero mucho nos tememos que sólo está para recoger beneficios económicos sin participación en el rodaje) o nos ofrezcan algo más respetuoso con el legado de “True detective”.
0 comentarios