El Canela Party 2023 pasó a la historia y ya sólo nos queda contar los días ¡hasta la próxima edición! Un festival que lleva bien su nombre; “party”, ya que es una fiesta desde el primer día hasta el último, lo mismo si un reventón térmico hace peligrar la actuación del grupo más esperado, la gente se lo toma con una sonrisa, y por ello es recompensada por los dioses, ya que el viento amainó y los tan esperados King Gizzards and the Lizard Wizard pudieron actuar dándolo todo y recibiendo ellos una acogida que no olvidarán nunca. Apoteósico broche para un festival “amable”, humano por su capacidad, por la gente que acude, por los que trabajan allí. Todo está pensado para el disfrute y no tanto para sacarte los cuartos.
Desde el primer día, gratuito y con castillos inflables para los peques, aquello se convierte en un verdadero parque de atracciones donde todos disfrutan, mayores, niñ@s y hasta los grupos, que se contagian de tanto buen humor.
El Canela es además la oportunidad de conocer bandas que no disfrutan el poder estar en esos macro festivales en donde lo que les importa es que los nombres sean de super estrellas, para llenar recinto mismo si los estilos son ¡tan dispares! La moda y el descontrol de tanta cantidad, de tanto festival, terminará por reventar y al final solo quedarán los que no se ríen del público con precios desorbitados, grupos solapados u horarios completamente ridículos.
Del primer día me quedaré con Repion, un trío con dos hermanas, Marina Iñesta y Teresa Iñesta procedentes de Cantabria, Pinpilinpussies desde Barcelona y Rocio Marquez y Bronquio serían mi top 3 personal del día.
El segundo día, ya sin niños y con la posibilidad de estar más atentos a lo que discurre en los escenarios, los conciertos se enlazan sin ningún problema, sin esperas ni problemas técnicos. Es un gustazo poder ver bien cualquier bolo desde cualquier sitio, el poder estar en primera fila sin problema y salir de allí sin tener que soportar empujones o gente pasadísima. La gente otra vez con el leitmotiv del buen rollo como bandera.
Mi top 3 de ese segundo día: Unos Karate sublimes, sobrios pero impecables, se me hizo corto. Buen sonido y perfecta ejecución de unos temas que son difíciles de poder ver y escuchar en estos lares.
Black Midi son los perfectos hijos de Zappa que Mike Patton ha criado llevándolos a los bolos de Fantomas. Luego, al crecer, desarrollaron una visión cubista de la música, la cual sueltan al respetable sin ningún pudor; dejándolo noqueado desde el primer minuto.
Pony Bravo fueron muy divertidos y eran perfectos para el festival, la gente se lo pasó en grande con ellos y esa reputación que tienen, la demostraron.
El cuarto día y con ese maldito calor que no ha cesado en todo el verano, el premio gordo se lo llevó Osees, que dejó a más de uno que no los conocía con la boca abierta. Esa formación de dos baterías en primera línea y un guitarrista brutal, hizo las delicias de más de uno. No por nada su nuevo trabajo está siendo disco del mes en diferentes revistas musicales.
Y llegó el día de los Reyes. La gente vino con sus mejores y divertidos disfraces y empezó con unos simpáticos Alavendra que entusiasmaron al poco público aún presente, más pendiente de poner a punto sus disfraces.
Le siguieron unas Lime Garden pintadas como los Kiss con un indie sin grandes sorpresas, pero bien ejecutado. Luego La Paloma, cuando llegó un aire cálido que subió la temperatura unos 8 grados en unos pocos minutos, el viento empezó a soplar cálido y fuerte, haciendo balancear peligrosamente las columnas, las luces y todo el tinglado. Ya para la actuación de Mujeres, que por lo poco que se vio prometía, la cosa se puso peligrosa y se tuvo que suspender en festival antes de que ocurriera una desgracia. La gente se comportó de manera cívica y respetuosa. Los alrededores del festival fueron invadidos por hordas de gente disfrazada de lo más curioso y extravagante y le hicieron el agosto (nunca mejor dicho) a los chinos y terrazas de los alrededores. Literalmente vaciaron las existencias de las tiendas de bebidas y comida.
A través de las redes sociales se supo que el festival se iba a reanudar a las doce de la noche y la actuación de King Gizzard se atrasaba 45mn. Pero aquello fue un clamor de alegría, ya que la mayoría dábamos por finiquitado el Canela. A las doce no soplaba ni la menor brisa. Era hasta inquietante el ambiente de esa calma que pronto se vería completamente destrozada por un show espectacular de los australianos, algo indescriptible, Zappa con Chemical Brothers, Slayer con Jethro Tull, Sparks con los Tubes. Brutales. Lo único ¡algo corto! Pero estuvo genial. Y para sorpresa de muchos la fiesta continuó con Cave In y Carpenter Brut. Al final, solo se perdieron las actuaciones de Crack Loud y Triángulo de Amor Bizarro. Una pena. Pero el empeño de la organización supo salvar los muebles y contentar al público con el esfuerzo de no tirar la toalla a un gran problema con el que supieron bregar con profesionalidad.
A ver qué nos traen el año que viene, seguro que seremos más. No se lo pierdan si se pasan por la Costa del Sol. Por cierto, me encontré con gente de Barcelona que disfrutaron de lo lindo.
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