Entrevistamos hoy, día de la poesía, a Mariano Gómez de Caravana Underground con motivo del último disco suyo que ha salido a la luz. Se titula, Diario de las Olas. Un disco cálido, delicado y delicioso.
Son mis primeras preguntas y han surgido de manera espontánea, sin pensarlo mucho; quizá, como surgen las canciones o los poemas. Acaso sea esta pequeña entrevista una especie de canción a dúo. Pero esta percepción, mejor la dejo al buen parecer de los lectores.
ENTREVISTA A MARIANO GÓMEZ
Hola, Mariano… Lo primero, gracias por ofrecerte a esta entrevista. Y así, para empezar, vayamos a lo que interesa, al meollo ¿Cómo llevas eso de mezclar poesía con música, en cuanto a letras sobre todo?
Buena pregunta, aunque yo no emplearía el verbo mezclar para entender las relaciones que se establecen entre música y poesía. “La música es poesía para el alma” se dice frecuentemente. Y también entrar en el corazón de un poema puede conducirnos hacia la música. Las poesías en sí mismas sugieren melodías, tienen ritmo y pausas, como las canciones. Cada persona interpreta esta relación dual según su criterio y su sensibilidad.
Los poetas se abstraen más ante las dificultades que los músicos; desde mi punto de vista. ¿Crees que hay una actitud distinta a la hora de crear una letra para una canción que para crear la de un poema?
Otra vez vuelves a tocar un tema muy interesante. Cada compositor tiene su metodología. Mi caso particular puede parecer un poco desconcertante. No tengo formación musical. Cero. Conozco acordes sencillos y me muevo gracias al oído por ellos… Con una guitarra se puede poner música a un texto poético, siempre y cuando lo pida. Pero escribir letras originales para luego musicalizarlas después puede resultar una tarea más ardua. Yo creo que sirve de poco tener una gran formación académica; cuando llega la inspiración se apartan las nubes, pero no está en tu mano que eso suceda… Escribir poesía tiene menos limitaciones, o al menos es un territorio en el que yo me siento más libre de ataduras. La poesía es un acto íntimo.
Muchos buenos letristas van en busca del misterio poético, del misterio de la vida. Algunos poetas, en sus poemas, recomiendan que el viaje sea largo. ¿Eres más de buscar esto, o te gusta más la poesía cotidiana? ¿La del día a día? ¿La de la vida tangible?
Lo que ocurre es que no eres dueño de lo que escribes; sino más bien esclavo. Cuando escribo poesía intento salirme del mundo para verlo en perspectiva. Escribir poesía es un compromiso con tu modo de ver la vida y con tu verdad, entregar un mensaje que a ti te ayuda a pensar, a ver alguna luz en este lío que nos han metido cuando nos trajeron aquí y nos pusimos a andar. Vivir tiene lo suyo. Sin profundidad, la poesía se puede quedar en un mero ejercicio de estilo, pero vacío de contenido.
El misterio poético está compuesto por un 80% de herrumbre, más o menos y un 20% de belleza. Los poetas obvian y cargan con la herrumbre y nombran la belleza. Como rockero, ¿Eres más de belleza, o de herrumbre? O quizá te guste embellecer la herrumbre…
Está pregunta me sugiere un dilema clásico del rock: no se puede contar lo que pasa en los infiernos si no bajas allí: y, si además, lo haces de un modo, digamos muy vulgar, has errado el tiro. En el rock hay especialistas en dotar de belleza las historias del lado oscuro, en salpicar de barro las canciones, en contar las alegrías y las tragedias que se suceden en la calle cuando los demás duermen. Lou Reed, los Stones, Dylan o Phil Lynott son vitalistas, no se pasan el día llorando y saben escribir contando lo que pasa con melodías mágicas, y por eso siempre seguirán vivos en el imaginario colectivo. La belleza del rock está en las epopeyas de los perdedores. Si no pierdes no puedes hacer rock, pero el rock también sirve para levantarte cuando te caes. Y en todo eso, el blues es la madre del cordero: sin blues no hay nada que decir. Pienso que el rock sin blues estaría en tierra de nadie.
Vamos con la siguiente pregunta. Si te parece, que en la embajada se están poniendo nerviosos. En primer lugar, ¿eres como nosotros? ¿tienes suturas, cicatrices, señales que muestren que has perdido algo? ¿para qué escribes canciones?
Tengo cicatrices y heridas abiertas muy dolorosas, como todos, pero no he venido a quejarme. En esta vida tienes que ser encajador cuando te toca aguantar y no hay otro remedio, pero nunca dejarte arrastrar. Si ves que te viene el golpe, atiza y no preguntes primero. Crecí en un barrio donde no te podías descuidar mucho. Cuento lo que veo. Lo que amo y lo que odio. El mundo está muy revuelto. Como siempre.
Tu nuevo disco se titula “Diario de las Olas”. ¿Se podría decir que vienes del mar, como desarrollo subjetivo de la conciencia? Si es así, ¿qué has notado a la hora de poner pie en tierra, que te ha llevado a escribir estas canciones?
Esta pregunta es la más complicada de responder. No salgo del mar, voy en busca del mar. El mar está siempre ahí. Nosotros nos vamos, pero el mar y el sol se quedan. Cuando estoy en el mar puedo darme cuenta de todo lo que nos perdemos cada día, soy más consciente de los asuntos en que nos tienen enredados. El mar sin embargo está a lo que tiene que estar. Por eso siempre vuelvo al mar en busca de esa armonía salvaje e indestructible que nadie puede dominar. En el mar sucumben todos los imperios que nos han intentado vender o imponer desde el inicio de la humanidad. Pero sobre tu pregunta de cuál ha sido la motivación que me ha llevado a realizar este disco: pues fundamentalmente honrar la poesía y la vida de Miguel Hernández.
¿Has seguido algún orden a la hora de componer el disco? ¿O todo ha sido más natural y has puesto el título al final? ¿Como suele pasar normalmente?
Los discos, en mi caso, más bien me persiguen. No soy consciente de cómo se me vienen encima. Las canciones te arañan o te acarician sin que tú puedas a veces escaparte o pararte para controlar el proceso. Cuando llegan, tienes que recibirlas con lo que tengas a mano. Yo suelo tener un bolígrafo, una guitarra y un teléfono móvil que hace las funciones de estudio de grabación improvisado. Tener estas tres herramientas es pura artesanía.
Luego hay que intentar poner lo mejor para que todo esté a punto cuando tienes ya las canciones del disco. Entonces llega el trabajo más divertido, pero no te puedes dormir. Juntar a los amigos y disfrutar en un estudio. En esta ocasión Alberto Santos Veloso y Daniel Elorriaga, que han sido los productores, han tocado el noventa por ciento de la música. Me han desbordado emocionalmente. Son dos músicos que saben meterse dentro de las canciones y pelarlas cuchillo en boca. Chus León es una compositora sobresaliente de canciones, pocas como ella. Compone en inglés como una americana, en español como lo que es y lleva el blues marcado a fuego.
No te equivocas, el título se puso al final, después de otros que fueron descartados. Pasa casi siempre.
Te has inspirado en algunos poemas de Miguel Hernández. ¿Por qué este poeta? ¿Qué es lo que te ha llamado la atención de él? ¿Por qué estos tres poemas en concreto?
Miguel Hernández es un personaje imprescindible de la cultura española que ha sabido captar el alma del pueblo. Se ha escrito mucho sobre él. Unos, con buena voluntad, han ayudado a descubrir la profundidad de su obra y el ejemplo de su vida. Otros, mejor olvidarlos. Y creo que todavía permanece oculta una parte de su legado. Yo soy uno más de los que sólo intentan hacer que esté presente hoy.
Elegí estos tres poemas intencionadamente: «Tengo estos huesos hechos a las penas», que es un soneto que define perfectamente el carácter de Miguel Hernández. Jugando con la metáfora de las olas va desgranando pensamientos y entregándoselos al mar para que el mar se los devuelva. Sin tener la certeza de evitar un naufragio intenta asirse a la tabla insegura del amor. Nunca pierde la esperanza.
Luego, «Sombra con sombra» es un poema que Miguel Hernández escribió y reescribió («Antes del odio»). Le puse música hace mucho tiempo. Cuando le enseñé a Chus León una maqueta anterior que grabé en los noventa con Sarah Maroto, lo captó enseguida y pensé en la guitarra clásica del maestro Manuel Álvarez Ugarte. Alberto Santos le mejoró con unos seductores arreglos de guitarra eléctrica que quizás a algunos recuerde a Peter Grem.
Y «Canción última», que cierra el álbum. Es uno de los testamentos de Miguel Hernández. Habla de la victoria del amor sobre la muerte. Un tema al cual acude una y otra vez en su poesía.
Me parece que este disco es un maravilloso trabajo en equipo. En cuanto a la música, veo que es un disco muy ecléctico, tocáis muchos palos. ¿Habéis puesto cada uno vuestro granito de arena a la hora de componer las canciones?
Gracias por el elogio. No das puntada sin hilo ya que, en efecto, este disco ha sido posible por haberse realizado con amigos: músicos de una gran trayectoria y con una inteligencia emocional superlativa que les ha llevado a dejarse la piel en cada segundo que ha quedado registrado. No creo que vuelva a verme en otra como ésta. Se tienen que dar muchas circunstancias y la vida es muy corta. Estamos todos muy cerca, pero la magia surge sin que tú puedas sujetar sus riendas.
Es cierto que hay variedad en cuanto a la composición. Canciones para las que compuse letra y música, y otras que son poemas de Miguel Hernández musicalizados; uno de ellos en compañía de Chus León. También hay dos temas cuya música está compuesta con Alberto Santos en el estudio. Alberto Santos además le puso música también a una letra que escribí y se la llevó a su terreno.
Había un viaje inicial, pero el camino va dictando nuevos paisajes a capricho. Cuando te sientes libre, surgen esas conexiones. Con el sonido también hemos intentado bucear entre nuestros héroes. La conexión con Alberto Santos es eléctrica y espiritual, viene de muchos años atrás y por fin encontramos una excusa para trabajar en la música y experimentar, que era uno de los objetivos del disco. Ya estamos dándole vueltas ponernos con otro nuevo experimento musical y literario.
En cuanto a los géneros, escuchamos todo tipo de música. Los géneros son sólo vestuario, etiquetas. Las canciones se hacen ellas mismas sin pensar en hormas. Unas van desnudas, otras llevan puesta camisetas de colores, otras lucen de cuero negro y otras prefieren traje. Simplemente, dejamos que las canciones respiren. Cada canción eligió la ropa más adecuada. Hay cuatro voces en el disco.
Y para ir terminando. Si es que algo tiene fin en esta vida… ¿Lleváis idea de girar por el país? ¿Cuándo vais a presentar en directo Diario de las Olas?
De momento vamos a ver si la gente escucha » Diario de las Olas»; que para eso se ha realizado. Con eso, nos damos con un canto en los dientes. Lo demás es una incertidumbre y ya se verá…
Abrirse paso a las canciones hoy es lanzarse a una guerra de misiles con tirachinas; una guerra en la que reina la confusión. Se pierde cada vez más el concepto cultural de la música, convertida en simple oferta musical «actual», y en un simple acto de inversión en posicionamiento y publicidad en la que el público consume sin pensar lo que le sirven. Comida rápida disfrazada de plato del día, un bocado vulgar e insulso que sirven gratis. Si te descuidas puedes ver cómo te ponen la cuchara en la boca. Tengo la intención de grabar los discos que me permita la vida. Tengo una vertiente literaria que camina por otros senderos, no la puedo abandonar. Lo más importante para mí es la familia y es lo primero en la escala de valores. Veremos las piedras del camino según lo vayamos recorriendo…
PD: Quisiera dar las gracias al equipo de Rock the Best Music por estar una vez más ahí, por poder volver a encontrarnos. Sin los medios independientes la música de los que no nos ponen en el escaparate estaría en coma, sólo serviría como estímulo personal.
Todo esto de la escena musical se mantiene gracias a las iniciativas culturales independientes de información escrita y de radio que llevan a cabo verdaderos francotiradores periodísticos; a los pequeños clubes que programan música en directo; y a los músicos que se dejan la piel perdiendo dinero casi siempre y gracias a un público que suele ser poco numeroso. Es el hospital masificado al que parece que han recluido a la música popular, o al menos, tal, como venía siendo entendida hasta que se la cargaron. Estamos en las catacumbas, pero respiramos todavía.
También quisiera dejar constancia de la admiración y el respeto que siento por Alberto Santos Veloso, Chus León y Daniel Elorriaga. Nunca pensé que con tres personas se pudiese grabar un disco de estas características. Algunos amigos se acercaron a dejar también su huella. Un honor contar con Juan Olmos, Mac Hernández, Manuel Álvarez Ugarte y Sebass García. Sólo me queda dar las gracias y desear de corazón larga vida a Rock The Best Music. También agradecer a Rubén G. Herrera por ponernos en contacto. Salud y amor para todos.
Muchas gracias, Mariano, por tus bellas palabras.
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