Soy fan incondicional de Rodrigo Sorogoyen desde que vi su genial Stockholm y creo que es uno de los mejores directores de la actualidad. Suyas son joyas como El reino, Que Dios nos perdone y la serie Antidisturbios. También tiene algún pequeño tropiezo como Madre y me temo que, contra la opinión general, debo incluir en su lista de obras menos buenas a As bestas. Lo cual no quiere decir que sea mala, ni mucho menos. Hay excelentes escenas de una creciente tensión que acaba resultando asfixiante y claustrofóbica. Por no hablar de esa masculinidad tóxica representada en el personaje del inmenso Luis Zahera cuyo trabajo ya justifica por sí solo el visionado de As bestas.
Opino que tanto la dirección de actores, la ambientación y todo el apartado técnico es sobresaliente. Es innegable que Sorogoyen sigue siendo un maestro a la hora de mostrar esos problemas de incomunicación que afectan al ser humano desde tiempos inmemorables. Esa cerrazón y ese odio en el medio rural, esas enemistades enquistadas entre vecinos están aquí plasmadas de manera casi dolorosa. El espectador puede sentir la frustración y el odio de la pareja protagonista frente a sus vecinos. As bestas podría haber sido un thriller o un western trasladado a la Galicia rural pero… cuando la tensión va creciendo hasta hacerse insoportable… cuando el crisol está a punto de hervir… el film nos echa un jarro de agua fría. Como si de un coitus interruptus se tratara, el espectador se queda esperando más, mucho más, de un algo indefinido que nunca llega a explotar. Una explosión de violencia a lo Perros de paja o Deliverance quizás hubiera sido demasiado obvio. Sorogoyen y Peña saben lo que el espectador espera y deciden ofrecerle justo todo lo contrario. Con un par. No hay catártica explosión de violencia. La prueba definitiva es inservible. La hija no resuelve el problema. Un cúmulo de arriesgadas decisiones finales que fácilmente se puedan antojar como irresponsabilidades a ojos del espectador. Pero la vida es así, casi nada ocurre como planeamos y ns debemos de conformar con lo que nos ha tocado.
Admito que hay que ser muy valiente (y Sorogoyern y Peña lo son) para optar por este final tan anticlimático. Lo admito, me esperaba otra cosa y este film me ha sorprendido.
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