Segunda y última jornada del Vive Latino. Tras el sofocante calor vivido el viernes, decidí entrar algo más tarde al recinto. Así pues, entré a eso de las 7 de la tarde para ver a Carlos Sadness en el escenario grande. Reconozco que no conocía la música de este artista y apenas había oído hablar de él. Fallo mío. Lo admito. La verdad es que Carlos Sadness me sorprendió gratamente. Transmitió muy buenas vibraciones con su peculiar estilo que combina pop, techno e incluso rap. Se atrevió a improvisar un rap sobre el festival que le quedó bastante apañado. Iván Ferreiro se presentó acto seguido en el escenario Ambar. Ferreiro vino con su banda al completo (7 músicos en escena) y no en plan íntimo como lo había hecho en los últimos tiempos. Reconozco que las canciones Ivan Ferreriro funcionan en todos los formatos pero yo las prefiero en formato banda. Lo cierto es que el gallego encandiló a un público que sabía a lo que venía: a escuchar a uno de los compositores más peculiares del panorama nacional. De su emocionante repertorio me quedo con Cómo conocí a vuestra madre y El equilibrio es imposible.
Este segundo día decidí ir algo más relajado y hasta me pasé a ver la lucha libre mexicana. Lo cierto es que pasé un muy buen rato con estos atletas y su show. Con el All tomorow´s parties de The Velvet underground de fondo se presentan en escena Amaral. El grupo elegido a última hora para cubrir el hueco dejado por Enrique Bunbury. Como bien dijo Eva, ojalá nunca la organización se hubiera visto obligada a llamarles. Pero ya que estaban allí ofrecieron su mejor concierto posible. Eva Amaral demostró estar en plena forma, cantó y bailó como la fiera escénica que es mientras Juan Aguirre se mantenía en un discretísismo segundo plano. Con una espectacular puesta en escena (casco de espejos incluido) Amaral fueron desgranando lo mejor de su ya extensa discografía. Los maños tocaban en casa y con el público en el bolsillo hicieron un repaso de sus mayores éxitos. No faltaron hits como El universo sobre mí, Marta, Sebas, Guille y los demás, Como hablar, Revolución, Hacia lo salvaje o Resurrección. Vamos, un éxito asegurado.
Tenía muchas ganas de volver a encontrarme con los mexicanos Café Tacvba tras casi 25 años y debo reconocer que los años no pasan por ellos. Sobre todo por el incombustible Ruben Albarrán, un tipo menudo pero rebosante de energía. Albarrán cantó, bailó y saltó como si no hubiera un mañana. ¿Soy el único que le ve un parecido con Prince? Tampoco vayamos a pensar que el resto del grupo estaban estáticos, hasta se marcaron algún bailecito de lo más simpático. Todo para dar forma a uno de los mejores espectáculos del festival. Sonaron Déjate caer, La chica banda (en la que subió al escenario Ximena Sariñana) y Chilanga Banda. Lo dicho, una fiesta.
De Rulo y la Contrabanda poco puedo decir, aproveché su actuación para ir a cenar. Lo que escuché ni me desagradó ni me entusiasmo, ni fu ni fa. No es mi estilo. Tampoco Leiva está entre mis artistas predilectos pero debo reconocerle que, visto lo visto, el tipo se ha hecho con un numeroso público (mayoritariamente femenino) bastante devoto. No es que Leiva haya inventado nada ni vaya a revolucionar el rock nacional pero sus canciones son resultonas y las defiende muy bien en directo con un banda más que solvente. Empezó fuerte con el tridente Terriblemente cruel, Lluvia en los zapatos y Lobos. Recuperó temas de Pereza (Como lo tienes tú, Estrella Polar, Lady Madrid) e incluso invitó a subir al escenario a (otra vez!!!) Ximena Sariñana (quien tocaba en el escenario Vuse justo al acabar Leiva) para interpretar Histéricos. Al publico femenino se le veía encantado y satisfecho. Amén.
Era el turno de Kase.O Jazz Magnetism. Lo he escrito antes y lo mantengo: no me gusta el rap. Ya dije en su día que Violadores del Verso (juntos o por separado) son de lo mejor con diferencia del rap en castellano. Vamos, no me gusta el rap. Pero tras el show de la otra noche puedo afirmar que sí me gusta Kase.O. ¿El motivo?El proyecto Jazz Magnetism es una arriesgada y acertada evolución de un género que necesita a más gente como Kase.O. Así de claro. Aunque no te apasione el rap (como es mi caso) me quito el sombrero ante la soberbia actuación de Kase.O en el Vive Latino. Pura fusión sin complejos de músicas de origen negro en manos de un alquimista maño (con cresta de mohicano) que da como resultado una estimulante propuesta. Funk, soul, Jazz, rap y hasta Mambo se dieron la mano en este show. Cabe destacar la maestría de todos y cada uno de los miembros de la banda y el control que Kase.O ejercía sobre ellos (al más puro estilo James Brown). Para mí el show de Kase.O fue un auténtico broche de oro para el Vive Latino.
A modo de resumen de estas dos maratonianas jornadas puedo decir que la experiencia ha sido satisfactoria. Una primera edición es casi un ensayo general y espero que Vive Latino haya venido para quedarse y los pocos puntos a mejorar se tengan en cuenta para las próximas ediciones.
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