Desconozco el grado de expectación que despertará a estas alturas en cada uno de vosotros un nuevo lanzamiento de Iron Maiden. En mi caso os aseguro que es bastante, y que crece rápidamente desde el mismo instante en que lo anuncian hasta que está entre mis manos.
Sin lugar a dudas, nadie va a discutir a estas alturas que las huestes de Harris son la banda más representativa del heavy metal. Ojo, que si hablamos de la más grande, ya entraríamos en otros menesteres, pues para servidor, ¡Judas Priest son la banda de heavy metal!, auténticos canalizadores y quienes definieron las reglas del juego, tanto respecto a sonido como visualmente.
Pero hoy no hemos venido a poner en juego una baza que es mucho más divertida alrededor de una mesa con unas cervezas bien frías alrededor, sino a comentar que me ha parecido este «Senjutsu», primer disco post pandemia – ¿podemos ya usar ese término? – de Maiden.
Como siempre, un nuevo disco suscita una nueva polémica, entre los que añoran sonidos paralelos a la época «clásica» de la banda, o si preferís, hasta mitad de los noventa o los que hablan de un constante auto plagio, y digo yo, que o una cosa u otra, o se copian constantemente o se han apartado de su sonido original. De todos modos, pretender que a estas alturas, Iron Maiden – o cualquier otra banda o artista consagrado a esos niveles – revolucionen el rock para mi está fuera de todo sentido, porque eso debe de ser misión de nuevas bandas dispuestas a inscribir su nombre en la gloria colectiva. Repito, si queremos encomendar ese menester a gente que ya comienzan a mirar sus inicios desde una considerable distancia, más vale cerrar el garito y dejar que esto se termine de hundir.
Casi sin dar tiempo para hacerte una idea nos topábamos de frente con el videoclip de «The Writing on the wall», a continuación con el audio de «Stratego» y la salida del disco, creando esa bola de opiniones que siempre rodea a uno nuevo por una banda de estas características.
Iron Maiden han decidido tomar un camino desde hace mucho en el que algunas de sus canciones, – cada vez en más número dentro de cada álbum – aumentan la duración respecto a lo que nos acostumbraron antaño. Hay que decir, o al menos a mí me lo parece, y además estoy convencido, que nos han dejado en este siglo muy buenos discos. Como seguro que habréis hecho muchos de vosotros, la salida de «Senjutsu» me ha llevado a revisitar discos anteriores y me confirmo en mi opinión.
Pero vayamos a lo que me ha parecido este disco. Harris apuesta fuerte de nuevo por esos elementos influencia de su gusto por el rock progresivo clásico, aunque quizás no termina de comprender que no por durar más minutos repitiendo una y otra vez la misma secuencia te acercas al género, y es que la única pega que le voy a poner a un disco, que con cada escucha -y os aseguro que antes de sentarme a escribir esto, lo he escuchado una y otra vez desde que salió, en distintas situaciones diarias – me gusta más, pero persiste la sensación de que algunas canciones con un par de minutos menos hubiesen resultado mucho más efectivas.
Aún así, una vez dejado el tema de los minutos atrás, nos encontramos con un disco en la línea que la banda ha decidido seguir últimamente y con la que se encuentran realmente cómodos. Dickinson sigue estando a un nivel altísimo y es que a fin de cuentas, la garganta del vocalista es arma fundamental y santo y seña del grupo. Su capacidad para dotar del dramatismo necesario a los temas y aportar ese grado de épica tan propio sigue vigente. Ya no consiste en ser el más duro o rápido – que por otro lado, tampoco ha sido una prioridad en Maiden – sino de construir un trabajo conceptual aunque realmente no tenga que llegar a serlo específicamente.
Para «Senjutsu» han dado mucha importancia a las melodías, y en el trabajo de guitarras se nota quizás más que en ningún otro aspecto. ¿La razón?. ¿Adrian Smith adquiere mucho protagonismo en la composición de las canciones?, en aquellas obviamente que no son de Harris. A Iron Maiden le falta – o quizás ellos han decidido que ya no es necesario – esa canción señera, directa que se instale en la memoria colectiva como «The Trooper» o «Aces High». Puede que «Stratego» esté destinada a tal menester, pero las comparaciones siempre son odiosas. Además está claro que están por otras cosas como demuestra que el segundo disco que compone esta obra, con cuatro canciones que cronometran una duración de cuarenta y tantos minutos. A pesar de mi deseo de recortes de reloj, reconozco que por ejemplo «Lost in a lost world» no se me hace largo y eso que llega un momento que estoy al límite pero los solos me vuelven a meter en la canción.
Resumiendo, que al final esta reseña se está haciendo interminable y voy a terminar cayendo en ese exceso que es mi único reproche a este disco. Iron Maiden se han marcado un muy, muy buen disco, que quizás no termine de convencer a quien ha decidido no salir del sonido más clásico del grupo o de quien no va a hacer por perderse en las profundidades del disco, pero que a mí personalmente, me ha terminado enganchando y mucho. En la línea de sus últimos trabajos como era de esperar y de dónde posiblemente, ya no van a salir. ¿Qué soy fan de Iron Maiden y seguramente mi opinión está sesgada por ello?. Pues seguramente, pero a estas alturas del partido, os aseguro que no pretendo ni necesito engañar a nadie.
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