La industria musical y del espectáculo están agonizando hasta límites extremos y nuestros protagonistas de hoy ni serán los primeros ni los últimos que tengan que cerrar una etapa musical vistas las oscuras perspectivas que todavía tenemos por delante (…). A buen seguro que cuando pase todo esto Christian Peters (vocals, guitar, keyboards), Hans Eiselt (bass) y Thomas Vedder (drums) retomarán su criatura y volverán a hacernos ‘levitar’ con sus atmosféricas incursiones sónicas. Eso sí, la banda alemana ha querido despedirse con clase y de la mejor forma posible a través de nuevas composiciones que siguen elevando a la categoría de leyendas a estos amantes del Stoner Psicodélico, el Heavy Blues, el Indian Raga y el Acid Folk desde su formación en 2007…
Que comience el último viaje de los SBM hacia su ‘Fin de Siempre’…
El estado en el que siempre te sumen los germanos presume de un hipnotismo subyugante y con su canto del cisne no iba a ser menos. End Of Forever (2021) transita por parajes que, no ya por conocidos, resultan ser menos excitantes y expansivos, la banda ha llegado a su punto ‘final’ en unas condiciones de creatividad exultantes y esto ya queda bien patente en el corte inicial, «Second Birth», de generosos diez minutos en donde la banda se abre en canal para tí y para mí demostrando su magnético poder con desarrollos progresivos, punteos bluesys y ese acompañamiento lisérgico (y por momentos sideral) a los teclados que deja su impronta en la personalidad de Christian, Hans y Thomas. «Massive Passive» es un constraste de sabores, por momentos stoner correoso, por momentos folkie blues. «Southern Sunset» es un nuevo homenaje y tributo a esa década de los 70’s que se saben de memoria remarcando ese brutal duelo de guitarra y teclados. «Lovage Leaves» deja el fuzz y la distorsión de lado para adentrarse en la psicodelia y los viajes al espacio exterior en clave semi-acústica. «End of Forever» vuelve a mostrar músculo y poderío monolítico en otro corte tremendo y que me recuerda el cierto parecido de la banda con los también germanos Kadavar. Dejan «Orchid Annie» como ‘testamento’ de cierre con el corte más progresivo y no menos ácido del conjunto, un cadencioso y creativo corte en clave blues psicodelia con los mismos mimbres y desplegando toda su paleta de colores. Un final que hace todavía más grande si cabe a esta banda que se toma (suponemos) un descanso más que merecido y que no podrá defender, al menos por el momento, estos espléndidos temas…
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