Joder, me empiezo a sentir viejo. Treinta y seis palos no es para tanto, ¿no? Oigo Shöck, punk-rock desde Bilbao, y en cuanto las palabras «punk-rock» llegan a mis tímpanos oigo en mi cabeza: Que no se vende, y que nunca se venda, el punk-rock. Ahora miro, Historias directas. Boikot. Año 2000. O sea, alguien que por aquel entonces cagaba en un pañal hoy puede estar recorriendo Europa con un tráiler. Me cago en todo, 21 años. Antes de que se me anquilose la rótula o me giñe en el tendedero, vamos a ponernos a bailar, a ver si escapamos al tiempo. Un, dos, tres… ¡Shöck!
No son para mí. Empiezan con el organillo de la iglesia, hasta que el ampli de Nando entra en acción. Un riff, un poco de timbal, caja y… estamos al galope. La batería tira de plato y machaca la caja, sobre todo acercándose al estribillo. Punk enérgico, que estalla en un estribillo de la vieja escuela: No, no, son sus leyes / No son para mí. Tengo que decir dos cosas sobre Micky. Primero, tiene algo curioso en la voz. cuando canta las estrofas, algo “tranquilo” —atención a las comillas, tranquilo en Shöck, será dándole al pause—, tiene un registro relativamente grave, pero, a medida que sube decibelios, que grita, tiene una especie de turbo nasal en la garganta, y parece opacar hasta la distorsión de la guitarra que lleva debajo. Es como si todo el espectro sonoro se viera invadido. Segundo: ¡Es italiana! Si no lo leo, no lo creo. Habla con menos acento que yo (que tampoco es muy difícil con este acentaco riojano, pero sigue siendo un meritazo). Dicho lo cual, centrándonos en la canción, una buena muestra, una carta de presentación. Energía, locura y rabia al servicio de un mensaje contundente y directo.
El artista de las manos rotas. Al estar la guitarra punteando, se oye al bajo mucho más poderoso en la sala de máquinas. Está cosido entre el traqueteo bombo-caja y los riffs, pero es el que da potencia. Absolutamente imprescindible en cualquier banda de punk. La voz de Micky, además, acentúa ese peso especifico en las cuatro cuerdas, necesita ese refuerzo por debajo. Uno de los puntos fuertes de estos cuatro forajidos es la facultad para hacer estribillos con cuatro palabras, muy coreables: Es el artista de las manos rotas / ya no puede fabricarlas, y ahora dibuja las bombas. Reseñar a Shöck es como intentarlo con los Ramones. No es una canción, es un relámpago. Se te escapa entre los dedos.
Alta traición. El tres es el número de la suerte, la que da nombre al disco. mucho timbal, pero a todo gas. Es como el día de la bestia, u Hotel Monbar, de Kortatu, pero con el tempo desbocado. Guitarra y bajo se funden en una base más o menos homogénea, que la batería apenas puede encauzar para que las voces —y los coros, en esta seguramente los mejores del disco— suelten la mala leche por encima.
Un mar de nombres. No es un cambio de tercio brutal, pero dejan un poco a un lado el punk y se meten en un rollo más hard rock, sobre, todo en los primeros compases, con un punteo sobre un bajo quemapúas. Suena casi al Veinte balas, de mis coleguitas de Espectro Lobo. En cuanto a la temática, me viene de cojones. Yo escribí una novela, Candelarias de la Virgen, que recibió el I premio LaFec Euskadi de Narrativa. En ella hablaba de bendiciones y maldiciones que puede tener un lugar sin necesidad de entrar en temas religiosos. Si en un paredón han caído decenas de personas, ¿Por qué creer que la energía haya quedado ahí está contrapuesto a ser ateo? No estoy mandando a la gente a misa, estoy diciendo que el Fuerte San Cristóbal, la Barranca o Auschwitz siguen “oliendo raro”. Cada noche los mártires del paredón ahogan sus voces. Por si acaso los del bando bueno sacan los tanques a la calle, le pido a la causa causarum que clamaba Cicerón dos cosas: primero, miserere me, y segundo, poder caer con dos cojones y el puño bien cerrado. Que no se me aflojen las canillas en el último suspiro.
Topsy. Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro, decía Lord Byron. Estaba pensando en Frank de la Jungla y Yuyee, y el martirio que han tenido que pasar por temas parecidos. No tiene límites la saña y la crueldad que puede llegar a ejercer el ser humano contra… contra todo: animales, humanos de otros géneros o razas… contra todo. Topsy era una elefanta a la que Édison (la compañía, no el inventor, por lo visto) usó como conejillo de indias, para electrocutarla. O sea, te pasas años encarcelado porque sí y cuando te encabronas, te fríen. Para más interesados en cosas de estas: oso del sol y oso de la luna bilis en tu buscador de confianza. En cuanto a la música, vaya chorro de voz, Micky, y los coros. Es de estas canciones que cuesta discernir la parte instrumental porque sólo estás pensando en cantarla también.
La tumba. Empieza como Teenage Lobotomy, de los Ramones. Si no fuera por el bajo, pensaba que íbamos a oír a Joey berrear. Sin embargo, las voces van algo más melódicas. Me gusta de la batería que intercala los tramos de bombo-caja cuando quiere dar fuerza con otros que tira más de timbal para poner un poco de calma y dejar destacar al bajo y a la guitarra. Tiene un tramo en el punteo que se acercan a The Offspring, con un bajo poderoso —recurso a seguir explotando—, mientras la guitarra lanza punteos desgarradores. En cuanto a la temática, pues la energía nuclear es la más limpia y segura que existe, que lo dice Montgomery Burns, salvo una cosilla que pasó en Harrisburg, que no todo va a ser Chernóbil.
Juntxs otra vez. Por esta los descubrí. Canción del amor fraternal disparada a los cuatro vientos. El bajo y la guitarra hacen una cosa chulísima al comienzo de cada estrofa. Y todo salta por los aires al acercarse al estribillo. Vale que no tienen mucho que ver en lo estilístico, pero recuerda un montón al Pauso bat, de los vitorianos S.A. en el que seguramente sea su mejor tema en euskera. Parece que puedes berrear un Pauso bat desobedentziak mientras Micky y Vitxko lanzan una mezcla curiosa. Vitxo tiene la voz más rota, casi gutural y, al combinarse con esa especie de «turbo nasal» que tiene Micky —no tener ni puta idea de música me convierte en un experto creativo—, crean un pepinazo sonoro.
Un paso al frente. Esto sí que es punk de toda la vida. Idiota, o Carne pa’ la picadora, de La Polla Récords, por ejemplo. También puede ser los primeros Green day. Es la receta que van lanzando. Mucha energía, mucha rabia y muchas cuerdas rotas por el camino.
Es terrorismo. Si una banda colabora con mis coleguis los Knibal, lo más grande que ha dado Yecla (de política en Murcia, ya tal…), ¿cómo no me van a gustar? Cada vez que viene un 8M, lo mismo. «¿para cuándo un día del hombre trabajador?», «las feministas son unas extremistas», «se quejan de vicio». No hace mucho que salió un pensador diciendo que, si tu marido te muele a hostias, no es porque seas mujer, es por asuntos personales, entonces no es violencia de género. Con dos cojones y sin sonrojarse. O sea, si te arrea tu marido, algo habrás hecho, si te violan entre 5 en sanfermines, es que vas muy fresca, o borracha, y claro, ella estaba ofrecida, y él se vio obligado. El feminismo no es una guerra entre hombres y mujeres, es una guerra de siglo XXI contra siglo XIX.
Muros de cristal. Última parada, punteo entre timbales marca de la casa, y al galope. Es lo que decía al principio, Micky en las estrofas puede tener un registro grave, lo que hace que en los estribillos le entre esa especie de turbo vocal.
Diez temas, pero apenas media hora. Un esfuerzo titánico, aun abusando del pause para que las ideas no se me escapen entre los dedos y el teclado. Diez trallazos llenos de mensaje, de inconformismo y de fuerza para cambiar las cosas. Tanto en lo musical como en la actitud, te deja asintiendo mientras enarcas las cejas. Y se me queda el resquemor de verlos defenderse en directo, donde estoy seguro que los cambios de ritmo en la batería de Ritxi ganan peso y el bajo tiene más presencia cuando la guitarra puntea, sin guitarra rítmica por encima.
Para los punkis —y no tan punkis—, enlaces de la banda:
Mail: [email protected]
Facebook: https://www.facebook.com/SHOCKPUNKBILBAO/
Instagram: www.instagram.com/shockpunkbilbao
Bandcamp: shockpunkbilbao.bandcamp.com
0 comentarios