Basado en un cómic, no demasiado conocido, “The boys” nos narraba en su primera temporada lo que sucedería si los superhéroes tuviesen los defectos del común de los mortales y estuviesen controlados por grandes corporaciones que sólo tienen como objetivo aumentar su cuenta de resultados. Ya se sabe, una competencia atroz por no perder su estatus y ser reemplazado por otros y una tendencia a la megalomanía y al dominio de las masas, apoyados en fuertes campañas publicitarias y el dominio de la prensa, combatiendo y laminando a los medios libres que hacen preguntas incómodas.
En estas segundas aventuras, han dado un paso más allá y proponen una reflexión política para hacer casi una analogía con el gobierno de Trump que intenta someter a la población mediante el miedo, el odio al diferente camuflándolo de terrorismo y el populismo, con una fuerte presencia en las redes sociales, noticias falsas y blanqueamientos de personajes, según los diferentes intereses empresariales. En la ficción de Evan Goldberg y Seth Rogen, ahora tiene una fuerte presencia, por un lado, la Vought International, encabezada por Giancarlo Esposito, sustituyendo a Elizabeth Sue y, por el otro, una secta-iglesia, de esas que abundan por Estados Unidos y que bajo una premisa moral solo desea engordar sus finanzas y poder. Eso sí, cada vez queda más claro la desviación ética de “Patriota” convertido en un líder caprichoso y cada vez más villano que encuentra un aliado magistral en “Stormfront”, una supremacista que camufla su peligrosa identidad, convertida en una celebridad en internet. El resto de los superhéroes va perdiendo peso entre los “siete” con una “Reina Maeve” convertida en un icono homosexual, sin ella pretenderlo, “Negro Oscuro” es solo un peón ejecutor de órdenes y “Luz Estelar” va uniéndose más al grupo de “The boys” por su afinidad con Hughie, con un mayor peso en la organización capitaneada por “Carnicero” y donde cobra mayor protagonismo como parte de una división secreta gubernamental.
Todo bien dirigido, con interés en todos los episodios, que se ven con agrado y con propuestas algunas imaginativas, otras delirantes y otras más tópicas pero que con una puesta en escena con cierta incorrección (divertidísima resulta los pornos parodia de los superhéroes que ve “Farolero”) y bien llevada desde el punto de vista argumental, lo que hace que mantenga el nivel, descartando algunas ideas de la primera parte, como los juguetes rotos entre los “super” que ahora son controlados en un escondido hospital que sirve de laboratorio de pruebas, en la línea de lo visto en la primera temporada de «Stranger things» o en el «Glass» de M. Night Shyamalan, en uno de los mejores momentos de la serie y que puede ofrecer múltiplesposibilidades en el futuro.
“The boys” sigue siendo una de las principales apuestas de Amazon Prime Video y no solo no empeora sino que en algunas de las tramas mejora, merced a un ritmo desenfrenado, una puesta en escena eficaz y unos protagonistas bien definidos, dando más protagonismo al enfrentamiento entre el bien y el mal, aunque el bien lo encarnen personajes inadaptados y que recurran con asiduidad a la violencia, con Karl Urban, Jack Quaid y Erin Moriarty como la parte positiva, Antony Starr y Aya Cash en la negativa y Giancarlo Esposito, Goran Visjnic, Laila Robbins y Claudia Doumit como los intrigantes “cerebros en la sombra”. Todos ellos, consiguen junto a unos guiones acertados en su gran mayoría y unos efectos visuales integrados en la historia que “The boys” se convierta en un espectáculo de masas convincente y entretenido.
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