Cerramos nueva trilogía stoner cerrando el mes de septiembre y dando la bienvenida a las irregularidades climáticas, y es que me son siempre tan propicias para buscaros lo mejor e indagar de entre la música más árida y desértica. Tras los correosos pero siempre desde el espacio sideral, Black Rainbows, pasé el pasado domingo a las dunas australianas con los The Marlboro Men de Dave Talon y, bueno, sin dejar de ninguna de las maneras el palo psicodélico y bluesero, hoy os traigo una ‘delicatessen’ a la que nunca le había hincado el diente (he de fustigarme por ello) y esa no es otra que los yankees GEEZER. Qué maravillosa sorpresa la que se han llevado mis pabellones auditivos Pupilos…
Necesario ‘Ahogarse en el vacío’ para sentir a los Geezer!!!…
Con unas fortísimas convicciones sónicas enraizadas en el blues y la psicodelia más dura, los Geezer se forman como powertrio en Kingston (New York) en 2014. Tienen un primer EP inicial, Gage (2014) tras dos EP’s en directo iniciales y auto-producidos que les ayudaron a pulirse en directo. Su discografía en larga duración consta de tres LP’s, el homónimo Geezer (2016), Psychoriffadelia (2017) un EP entre medias de 2019 titulado Spiral Fires y el disco que nos ocupa hoy, Groovy (2020).
Su última colección de canciones es SUBLIME y para nada es gratuita la nota que les coloco, tanto en el excelso trabajo de portada con lo más ácido y lisérgico que se puede ser, así como por el contenido musical. Venga, cógete la saturación de Sabbath, la chulería boogie rock de todo unos ZZ Top y los cuelgues heavy blues de Hawkwind pero también de Clutch y Wo Fat y ahí, ¡exactamente ahí!, es donde se encuentran Geezer. Un jodido viaje potente y musculoso, rebosante de riffs aplastantes y monolíticos pero también colgadísimo y cósmico con las mejores sustancias ‘flotantes’ del lugar. Ahí lo dejo, ¡¡¡AQUÍ OS LOS DEJO!!!…
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